06/11/2024
10:30 AM

El auto ‘Hecho en México’ puede prosperar pese a las presiones sobre los fabricantes

Nueva York, Estados Unidos.

Donald Trump intensificó en los últimos días las críticas contra las automotrices de Estados Unidos y otros países que usan sus plantas en México para reducir costos.

Primero atacó la decisión de General Motors Co. de importar una modesta cantidad de sus modelos Chevrolet Cruze con puerta trasera, conocidos como hatcbacks, desde México a sus concesionaros en EE.UU. Horas después, Ford Motor Co. anunció que no construirá una planta de US$1.600 millones para producir autos pequeños en el estado de San Luis Potosí, México, después de ser blanco de los dardos del presidente electo durante más de un año.

El presidente electo utilizó su cuenta de Twitter el jueves para criticar los planes de Toyota Motor Corp. para construir una planta en México para producir su modelo Corolla y amenazó con imponer aranceles a los vehículos que importe desde México. Horas antes, el presidente del gigante japonés, Akio Toyoda, indicó que le gustaría mantener una buena relación con Trump. Según los planes, la nueva planta de US$1.000 millones estará ubicada en el estado de Guanajuato y producirá 200.000 Corollas para el mercado norteamericano a partir de 2019.

A continuación presentamos los principales aspectos de cómo Ford y GM encajan en las preocupaciones sobre las automotrices estadounidenses en un momento en que las cadenas de suministro se globalizan y una mirada a lo que tendría que pasar para revertir la tendencia de los autos fabricados en México.

Conforme Ford cambia de planes ¿qué tiene que ver GM?

Ford trasladará la producción de su modelo Focus a México en un momento en que ha disminuido la demanda estadounidense de autos compactos y sedanes, pero utilizará las plantas que ya opera en el país en lugar de construir una nueva, un proyecto que estuvo en carpeta durante más de un año. El fabricante dijo que la decisión le permitirá ahorrar US$700 millones que usará para crear 700 empleos en una planta del estado de Michigan que será remodelada para producir versiones eléctricas de todoterrenos y otros vehículos. Ford había optado hace poco por no trasladar a México la producción de su todoterreno Lincoln.

GM y Fiat Chrysler Automobiles NV también tienen ambiciosos planes en México, pero ninguna había recibido la misma atención de parte de Trump. Eso cambió el martes, cuando el magnate dijo que GM debería pagar impuestos por los Chrevrolet Cruze con puerta trasera que son hechos en México y vendidos en EE.UU. La automotriz ha fabricado una versión más convencional del Cruze en Ohio durante varios años, pero está recortando empleos ante la menor demanda.

¿La aparente disposición de Ford a trabajar con Trump afectará a GM y otros fabricantes?

La atención inmediata se centrará en si GM opta por refaccionar la fábrica de Ohio para producir modelos hatchback, que son más populares que los compactos comunes y corrientes. La pregunta más de fondo es si la ola de automotrices que migran a México se puede detener y se puede frenar la tendencia a colocar una mayor cantidad de partes provenientes de otros países en los vehículos estadounidenses.

¿Y la provisión de partes? Aunque los vehículos sean fabricados en EE.UU., los componentes vienen de todo el mundo.

La realidad es que los autos estadounidenses lo son cada vez menos. Sólo 44% de las partes del Cruze 2017 son originarias de EE.UU. o Canadá, comparado con 60% en 2012, según la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras, que recopila anualmente datos sobre el origen de los componentes de cada vehículo. La entidad ofrece información combinada sólo para la producción de Canadá y EE.UU.

Según cifras preliminares de la NHTSA, 51% del contenido de los modelos livianos 2017 fabricados por Ford, GM y Fiat Chrysler proviene de EE.UU. o Canadá, un descenso frente al 53% de los modelos del año previo. El sindicato United Auto Workers ha defendido las posturas de Trump puesto que los líderes sindicales señalan que pactos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, por sus siglas en inglés) han alentado durante décadas la tercerización de la fabricación de miles de partes como volantes, asientos y motores.

¿Puede Trump fortalecer la industria automotriz de EE.UU.?

Se prevé que las automotrices estadounidenses dependan más de las partes producidas en otros países debido a la creciente integración de las cadenas globales de partes.

La decisión de Ford no cambiará el hecho de que el gobierno de Trump comienza un período de cuatro años en el cual el ensamblaje de vehículos en México se disparará de no mediar cambios, ya que las automotrices valoran los bajos salarios y la red de acuerdos de libre comercio que han convertido a México en una base atractiva de exportación. En 2016 había 17 plantas de ensamblaje en México, una cifra que en 2020 ascenderá a al menos 20. Nissan Motor y Daimler AG construyen en conjunto una fábrica en México mientras que Audi, parte de Volkswagen, Honda Motor Co. y Kia Motors Corp. han sumado plantas en el país o están en el proceso de hacerlo.

Las automotrices produjeron 3,4 millones de vehículos en México en 2016 y se prevé un alza de 50% a 5,1 millones para finales de la década. De esta manera, México pasaría de representar 19,4% de los vehículos fabricados en América del Norte en la actualidad a 27,9% en 2020, según WardsAuto.com.

La proporción correspondiente a EE.UU., en cambio, caería de 67,2% hoy a 61,9%, mientras que la producción total bajaría a 11,2 millones de vehículos. Cerca de 45% del crecimiento en México será impulsado por la capacidad adicional de GM, Ford y Fiat Chrysler, estima WardsAuto.com.