Electricidad, agua y mano de obra son gastos normales inherentes a la actividad empresarial; pero se vuelven de primordial importancia si la empresa pertenece al sector mipyme. Y si a esto se suma la ausencia de una práctica de ahorro y un contexto económico más adverso de lo normal, tener una mentalidad orientada al ahorro se convierte en una urgente necesidad para este segmento económico.
“La gente no ha tomado conciencia de la necesidad de ahorrar”, comenta el dirigente microempresarial Efraín Rodríguez, refiriéndose al caso de un buen número de microempresarios. “Muchos no reaccionan, sino hasta que se les acaba el dinero para cubrir los gastos”, agrega Rodríguez.
Moisés Cruz, administrador de una tienda que vende mercadería variada, opina, por ejemplo, que las medidas que las pequeñas empresas toman para ahorrar en uno de sus mayores generadores de costos, la energía eléctrica, producen pocos o ningún resultado. “Lo que pasa es que el verdadero problema es que la energía eléctrica está muy cara y los esfuerzos que hemos hecho para tratar de ahorrar nos han rebajado poco la factura eléctrica”, dice Cruz, quien calcula que su ahorro real es de menos de 10 lempiras al mes. No obstante, los entendidos opinan que aun cuando poco, el ahorro se acumula con el tiempo.
La Asociación Nacional de la Pequeña y Mediana Industria de Honduras, Anmpih, estima que los costos operativos de una empresa absorben entre el 70 y el 80% de una microempresa.
“Entre los mayores costos para una microempresa esta la mano de obra, porque ya con los colaterales una empresa llega a gastar hasta 93,000 lempiras al año por empleado. Por eso se ha reducido el empleo en las mipymes”, comenta Rodríguez, todo lo cual refuerza la noción de lo necesario que resulta el ahorro.
Medidas de ahorro
Ante este panorama, los microempresarios han tenido que hacer uso de mucha creatividad para procurar rebajar costos y obtener ahorros. “Aquí lo que hacemos es desconectar los enfriadores y el congelador; apagamos las luces que no se usan”, dice Cruz al referirse a las medidas básicas que se adoptan en el negocio en el que trabaja para procurar algún ahorro.
En otros casos, los patronos han llegado a alcanzar acuerdos con sus empleados, especialmente cuando hay más trabajo que de ordinario. “Los propietarios han tenido que incorporarse a hacer ellos mismos el trabajo; lo que hacen otros es que piden a los empleados que ya tienen que hagan horas extras para ahorrarse de contratar más personal”, comenta Rodríguez.
Marvin Moreno, propietario de un taller de costura, implementó un programa de ahorro en su negocio, consistente en hacer un uso limitado de los aparatos de acondicionamiento de aire, así como hacer conciencia en sus empleados de apagar los equipos de trabajo cuando no los utilicen, además de asegurarse de dejar desconectados los aparatos al término de la jornada laboral.
En cuanto al ahorro de mano de obra, Moreno dio una solución que le ha dado buenos resultados. “El pago de los derechos laborales, como el decimocuarto o el aguinaldo, se los he diferido a mis empleados pagándoselos semanalmente, de esa forma no se me acumula un pago muy grande en un momento en el que quizá me falte el efectivo”, refiere el microempresario.
De esta forma, con algo de ingenio, algunos sacrificios, pero sobre todo con una mentalidad orientada al ahorro, la microempresa encuentra maneras de reducir sus crecientes costos.