Colombiano de nacimiento, pero él se define como un “ciudadano del mundo”, el ciudadano del mundo que soñó ser desde chico y que le llevó a dirigir una de las principales transnacionales de la telecomunicación mundial: Millicom, propietarios de Tigo.
Su nombre es Mauricio Ramos, quien en una reciente visita a Honduras hizo un alto en su agitada agenda para conversar con D&N y contar un poco de su vida al mando, desde abril de 2015, de una de las empresas líderes de telecomunicaciones y medios de comunicación dedicada a los mercados emergentes de América Latina y África.
¿Quién es? Antes de asumir su actual cargo, Ramos trabajó entre 2006 y febrero de 2015 para Liberty Global, considerada como la compañía internacional de cable más grande, con operaciones en 14 países.
En esta empresa ocupó varios cargos ejecutivos en el Chile y Puerto Rico hasta alcanzar la presidencia de la División Latinoamericana de la compañía.
Previo a ello, fue presidente socio y vicepresidente en Investment Banking Services Ltd. (IBS), subdirector de la oficina de Deutsche Morgan Grenfell en Bogotá, Colombia.
De Liberty Global y Millicom resalta que son dos empresas grandes y exitosas, de talla mundial, creadas solo en los últimos 25 años, y en las cuales los ejecutivos que tienen ganas, que actúan con rectitud y que ponen a la sociedad y a la empresa primero, crecen mucho.
Dice, además, que el tamaño de esas empresas es el tamaño de su vida profesional pues “yo he crecido con estas empresas porque son empresas que dan muchas oportunidades de crecimiento”.
Es colombiano, con títulos de grado en economía y derecho.
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¿Por qué un ciudadano del mundo? Ramos recuerda que su sueño de ser un ciudadano del mundo lo tenía desde muy pequeño y que comenzó a forjarlo a los 15 años de edad, cuando sale de Cali, su ciudad natal, para ir a estudiar a United World Colleges, un movimiento educativo mundial fundado en 1962, con el propósito de promover el entendimiento internacional y una sociedad en paz a través de la educación multicultural.
Dice que esta experiencia afianzó en él su propósito de ser un ciudadano del mundo, de participar laboralmente fuera de su país, de crecer con la base de conocer otras culturas, de ser muy tolerante y saber que quería jugar en un ámbito latino, en un ámbito mundial.
Cómo llega a Millicom? A la pregunta responde sin titubeos: “Cómo se hacen todas las cosas que se construyen sólidamente en la vida, con un poquito de trabajo, con otro poquito de trabajo y después de eso, otro poquito de trabajo, y siempre rodeándose de personas que nos pueden enseñar, teniendo un gran ánimo de aprender siempre, una gran curiosidad”.
Consideró que la razón por la cual terminó dirigiendo Millicom es porque esta es una compañía con operaciones en ocho países latinoamericanos, en el cual se concentran alrededor del 80% de su actividad económica “y hace sentido que un latino lidere la empresa, y yo me he forjado como una persona bicultural en el sentido de que puedo operar en los Estados Unidos, en Estocolmo, con acciones europeas, entender sus formas de comunicarse, sus necesidades, su lenguaje; entender los mercados de capitales que financian la operación y al mismo tiempo también entender a nuestros consumidores, a nuestros empleados, a nuestros equipos de trabajo y el entorno en el cual operamos en América Latina. Es parte de ser un ejecutivo que yo llamo bicultural”.
¿Qué se requiere para ser un ejecutivo de una multinacional? Ramos dijo que son dos las características más importantes.
La primera de ellas es “la curiosidad, el querer saber un poquito de todo, el poder entender un poquito de todo, el no aceptar respuestas que están a mitad de camino, sino entender cuáles son las verdaderas razones detrás de las cosas”.
La segunda característica es la resiliencia, es decir la capacidad de trabajar, trabajar y trabajar, de aceptar los retos y reponerse de los retos y un gran deseo, que yo lo he tenido desde muy chico, de ser ciudadano del mundo y de ser parte de una sociedad que cada día mejora más.
Apuesta. Desde su alto cargo, Ramos considera que los países latinoamericanos, y Honduras por supuesto, tienen una importante apuesta por delante: impulsar la infraestructura y la educación digital, necesarias para hacer frente a la Cuarta Revolución Industrial, que los líderes del mundo han priorizado en su reciente encuentro en Davos, Suiza.
En este contexto, dijo que la propuesta de Tigo es continuar invirtiendo y apoyando al país para alcanzar y ratificar los avances en este campo, tal y como lo ha venido haciendo a lo largo de los 20 años de presencia en el mercado local.
Este -dijo- ha sido un largo camino con cambios importantes para el desarrollo de la sociedad que Tigo ha acompañado y que seguirá acompañando con el propósito de llevar al país a tener la infraestructura digital que demanda para hacer frente con éxito a la Cuarta Revolución Industrial.
“La infraestructura digital de Honduras todavía requiere mucha inversión, mucho esfuerzo y nosotros como Tigo tenemos que continuar invirtiendo todos los años porque cada vez esos logros requieren mucha más inversión” y, advirtió que “no hay Cuarta Revolución Industrial, no hay revolución digital, no hay ciudadano digital si no hay infraestructura digital, y ahí es donde yo creo que todavía tenemos mucho por hacer y yo no creo que hayamos todavía en nuestras mentes generado suficiente conciencia de cuán importante es esto y que nuestras nuevas generaciones sean ciudadanos digitales”.
Tigo se encuentra en el mercado hondureño desde hace 20 años. Fue la empresa que, el 15 de septiembre de 1996, generó la primera llamada celular en el país.
A lo largo de su presencia en este mercado ha impulsado otros hitos en el impulso tecnológico, como la introducción al mercado en el año 2000 de las tarjetas prepago y en 2014 de la cuarta generación de tecnologías de telefonía móvil (4G).