La acción se originó en el límite del descanso cuando el delantero del Rayon Sport, Moussa Camara, estrelló un balón en el poste.
El atacante minutos más tarde, se acercó a la portería para colocar algo cerca del palo, lo que generó el enojo de sus rivales y la amonestación del árbitro del partido. Luego, cuando estaban por marcharse al entretiempo, tuvo otra chance de gol muy parecida a la anterior pero esta vez si metió el gol.
La acción fue interpretada como brujería y, como no es la primera vez que sucede, la federación impondrá sanciones por tres fechas de suspensión y una multa de 100.000 francos ruandeses a los jugadores que practiquen hechizos, mientras que habrá castigos de cuatro jornadas y 200.000 francos ruandeses a los entrenadores que lo hagan.
Por su parte, los clubes involucrados directamente recibirán la quita de tres puntos, más una multa de 2,9 millones de su moneda nacional.