El festejo por la clasificación a la final del Mundial de Brasil-2014 conseguido el miércoles en Sao Paulo en los penales desató la rabia contenida durante 24 años.
Por casualidad, algunos argentinos tuvieron que seguir el partido frente a Holanda desde un avión que iba de Madrid a Buenos Aires.
En ese mismo vuelo, una mujer siguió los penales, minuto a minuto, a través de un chat con su hermana, que veía la televisión en su casa. Varios pasajeros siguieron la definición mediante esta charla.
