Besos, caricias, bromas, belleza, gritos y muchísimo sufrimiento. Se vale todo cuando es la final del torneo de fútbol y nadie se quiere quedar fuera de la fiesta. En el estadio Olímpico se experimentó ayer una pasión desbordante.
Fueron los seguidores de Olimpia y Marathón los que vivieron su fiesta. Las más de 29 mil gargantas que se hicieron presentes ayer demostraron que la capital industrial vibró una vez más con el fútbol: el deporte rey que levanta pasiones.