El exfutbolista marfileño Emmanuel Eboué vivió años de éxitos y lujo durante sus seis años en el Arsenal de la Premier League, pero su vida ha dado un giro inesperado que le ha llevado a la ruina.
Ha perdido su mansión y los autos lujosos que conducía por Londres y ahora tiene que dormir en el suelo de la casa de una amiga porque la policía y los arrendatarios le persiguen, tal y como desvela en una entrevista en 'The Mirror' este domingo.
El jugador de Costa Marfil ha pasado momentos duros en los últimos años, llegando incluso a pensar en el suicidio después de que la FIFA le impusiera un año de sanción por no pagar a su agente. 'Hay muchos días en los que no quiero salir de la cama. Un día me quise suicidar”, expresó ya en 2016. Ahora es consciente de lo ingenuo que fue con el dinero y culpa a sus asesores.
“Después de todo lo que he pasado miro hacia atrás y pienso: ‘Eres un ingenuo. ¿Por qué no pensaste eso mejor?’ Es duro. Los problemas con la FIFA vinieron por culpa de personas que me asesoraron. Gente a la que supuestamente importo. Por su culpa me multó la FIFA”.
Emmanuel Eboué confiesa cómo ha cambiado su vida desde que dejó de ser una de las estrellas del Arsenal.
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“No puedo pagar el dinero de un abogado. Es mi propia casa. Sufrí para comprarla y ahora estoy asustado. No voy a vender mi ropa o lo que tenga y lucharé hasta el final porque no es justo”, sostiene el futbolista.
Tras su paso por el Arsenal probó fortuna en el Galatasaray con un contrato galáctico de ocho millones de euros. “Esto es muy duro. El dinero que gané lo envíe a mi esposa para nuestros hijos. En Turquía gané ocho millones de euros. Envíe siete a casa”.
El exfutbolista pasa deambulando por las calles sin un rumbo fijo.
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Ahora Eboué quiere pasar desapercibido por las calles de Londres. Vive entre la casa que debe entregar a su expareja y la de una amiga a la que ve como a una hermana (Yasmin Razak). Cuando va a su casa tiene que dormir en un colchón sobre el suelo del salón.
Eboué sufre problemas psicológicos después de varios episodios amargos en su vida.
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