17/05/2025
12:01 AM

El Sida no se vence a golpes

El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida) ha causado la muerte a millones de personas y los boxeadores, como seres humanos que son, no han quedado exentos de contraer la mortal enfermedad.

El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida Sida, ha causado la muerte a millones de personas y los boxeadores, como seres humanos que son, no han quedado exentos de contraer la mortal enfermedad.

Entre los peleadores profesionales que la han sufrido se encuentran el estadounidense Tommy Morrison, el puertorriqueño Esteban de Jesús y el colombiano Rubén Darío Palacio. De los tres, sólo Morrison sobrevive.

Tommy Morrison fue diagnosticado VIH positivo antes de competir en una pelea programada en Las Vegas en 1996 y prendió los focos rojos en el espectáculo de los puños debido al contacto cercano entre los gladiadores y las heridas con hemorragias.

Morrison anunció que no volvería a boxear, pero el 3 de noviembre del mismo año, en Tokio, derrotó a Marcus Rhode en una pelea en la máxima división. Rohde aseguró, después de la pelea, que nunca había estado preocupado por contraer el VIH en el cuadrilátero.

Para los deportistas, las posibilidades de contraer la infección en el campo de juego son remotas, salvo en un ring.

En un estudio publicado en 1995, investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos afirmaron que las posibilidades de infectarse durante una competencia deportiva son una en un millón, excepto en el box.

No hay evidencias de que exista el riesgo de transmisión del virus cuando personas que lo portan y practican un deporte no muestran heridas sangrantes u otras lesiones de la piel. No existen casos documentados de infección a través de la participación en deportes.

El antecedente de Morrison
Tras el anuncio del Duque Morrison, los tests de VIH eran obligatorios para los boxeadores que competían en Nevada, Oregón, Washington y Arizona (Estados Unidos), y en Gran Bretaña.

Como consecuencia directa del anuncio de Morrison, la Comisión de Boxeo de Nueva York anunció el 14 de febrero de 1996 que todos los boxeadores debían hacerse un test anual de anticuerpo del VIH antes de permitirles pelear en la Gran Manzana.

El 7 de marzo del mismo año, la New Jersey Athletic Control Board impuso el examen obligatorio para boxeadores de ese Estado, debido a la cantidad de funciones que se anuncian en los hoteles casinos de Atlantic City.

El 30 de abril, el parlamento de Pennsylvania aprobó una ley imponiendo la obligatoriedad del test para cualquiera que compitiera en combates de box en ese Estado.

Morrison evitó estos controles en Tokio al regresar al cuadrilátero, en una competencia aprobada por la Comisión Japonesa de Boxeo, que carecía de reglas con respecto a los boxeadores VIH positivos.

Sin embargo, la Federación de Box del país del sol naciente votó en 1993 una norma para que los boxeadores presenten evidencias de que no están infectados por el bacilo antes de competir por el título.

Falso positivo

En una situación única Morrison regresó al ring 11 años después, el 22 de febrero de 2007, ya sin rastro de la enfermedad, a recuperar la vida de ensueño que le pertenecía antes de serle detectado el virus del Sida.

Morrison, que había protagonizado la película Rocky 5 junto a Sylvester Stallone, sólo peleó una vez más y en poco tiempo pasó de ser uno de los personajes más afamados del boxeo mundial, llegando a proclamarse campeón de los pesos pesados en 1993 tras vencer a George Foreman, a un convicto y regresar después al cuadrilátero.

El Duque, quien cumplió condena por posesión de drogas y de armas y también fue arrestado por conducir ebrio, recordó esa negra etapa, 'la vida es terriblemente tranquila cuando te retiras. Todo empezó a descontrolarse. Creían que estaba loco; la familia me dio la espalda'.

'Fue un diagnóstico erróneo', comentó el púgil cómo única tesis a partir de la cual explicar lo sucedido, una versión corroborada por un médico de la Academia Americana de Medicina del Sida: 'Se debería haber hecho tres análisis independientes antes de confirmar el positivo de la primera muestra de Morrison, y una vez una persona da positivo, es positivo para toda la vida'.

Por ello y por su sed de recuperar su vida anterior y su economía, Morrison tomó la decisión de regresar al cuadrilátero 11 años después de su último combate.

Campeones vencidos
Mientras, el colombiano Rubén Darío Palacio y Esteban de Jesús, de Puerto Rico, no corrieron la misma suerte y perdieron la vida por esa terrible enfermedad.

El Huracán Palacio, quien era representado por el promotor Ricardo Maldonado, ostentó el campeonato pluma de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) que arrebató al británico Colin McMillan en septiembre de 1992 en Londres.

Cuando se preparaba para su primera defensa del cinturón en Inglaterra, renunció a la corona mundial luego que el Consejo Británico de Box le detectara la mortal enfermedad que finalmente le quitó la vida a los 40 años de edad en un hospital de Medellín.

Rubén Darío Palacio, originario de La Sierra, Antioquia, dejó su récord profesional en 45 triunfos, con 19 nocauts, 11 derrotas y dos empates.

Por su parte el puertorriqueño Esteban de Jesús, campeón ligero de la Asociación Mundial de Boxeo AMB, y del Consejo Mundial de Boxeo CMB, también tuvo un trágico final, infectado por el virus del Sida mientras purgaba una cadena perpetua por asesinar a un adolescente.

De Jesús se contagió de la terrible enfermedad al compartir jeringas con otros prisioneros tras inyectarse heroína y perdió la vida el 12 de mayo de 1989, a los 37 años de edad.

Esteban de Jesús se proclamó monarca mundial ligero de la AMB tras vencer al panameño Roberto Manos de Piedra Durán, en el triunfo más significativo de su carrera sobre los cuadriláteros.