David Beckham cerró su ciclo como futbolista en Francia; la imagen habló por sí sola...
Corría el minuto 83 en el luminoso del Parque de los Príncipes cuando la tablilla del cuarto árbitro señaló en rojo el dorsal 32 del París Saint-Germain, el número que el ya legendario Beckham ha lucido en su espalda durante su última aventura como jugador profesional en el PSG.
El futbolista inglés iba a ser sustituido por el delantero argentino Ezequiel Lavezzi con el 3-1 que reflejaba el marcado a favor de los de Carlo Ancelotti, ya campeones de la Ligue 1, contra el Brest.
En ese preciso instante, con el balón situado en el punto central del estadio para reanudar el encuentro tras el gol visitante, todos los espectadores presentes en el Parque de los Príncipes de la capital francesa se pusieron en pie para rendir una atronadora ovación al inglés, quien fue abrazado uno a uno por todos sus compañeros en el rectángulo de juego.
Tras recibir el reconocimiento de sus hasta hoy compañeros de profesión, Beckham encaró por última vez el camino al banquillo como futbolista en activo. Allí le estaba esperando Ancelotti, con quien se fundó en un emocionante abrazo. Ya por entonces, el ex de Manchester United, Real Madrid, Los Angeles Galxy y AC Milan, apenas podía contener el llanto.
Unas lágrimas con las que pone fin a una intensa y exitosa trayectoria futbolística, durante la que hizo gala de un magnífico golpeo de balón con su pierna derecha.
Tras el pitido final, David Beckham volvió al terreno de juego, donde fue manteado por los integrantes de la plantilla.
Pese a que aún queda una jornada para completar el campeonato francés (los parisinos visitarán el próximo sábado al Lorient), el inglés ha optado por retirarse con el aliento y las muestras de apoyo de la que ha sido su afición desde enero de este año.