Los Tigres llegaron a Honduras para jugar la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones de Concacaf y contra Motagua ha causado locura en los fanáticos hondureños.
La máxima atracción del duelo es la del delantero francés André-Pierre Gignac, estrella del Tigres de Nuevo León que es la principal amenaza de los motagüenses.
El elenco mexicano llegó blindado y se ha tenido poco acceso a los futbolistas, aunque algunos aficionados se las han ingeniado para obtener una foto y un autógrafo del europeo.
De hecho, hasta horas antes del partido contra Motagua el jugador reconoció la cancha del Olímpico Metropolitano, escenario de la batalla entre águilas y tigres.
Cuando André-Pierre Gignac entró a la cancha lo primero que escuchó fue la bulla de la afición hondureña que ya estaba alojada en el recinto sampedrano.
Gignac lució sereno y muy sonriente, vistiendo los colores de su equipo y una gorra hacia atrás.
El jugador, de hecho, hasta se dio tiempo de firmar un par de autógrafos que se acercaron a la valla que divide la cancha con las graderías y él, amablemente, accedió ganándose los aplausos de los presentes.