LA PRENSA Premium tuvo acceso exclusivo a la reconfiguración del proyecto carcelario que ahora divide la prisión sampedrana: una para mujeres y otra para enfermos.
Después de cuatro años que dejó el proyecto y el país, el religioso, que junto con un equipo de honorables lideró la construcción, considera como un crimen deterioro de la obra.
Suazo reconoció la labor de la fundación, pero explicó: “el problema fue que el diseño no estaba completo y había ciertos problemas de criterio técnico”.