Hacer evaluación cristiana no es hacer un inventario de fallos, sino dejar que el Espíritu nos muestre qué frutos estamos dando y cuáles están por madurar.
Y las causas principales de esta situación son, sin duda, la intolerancia, la falta de respeto, a la opinión, al punto de vista, a la concepción del mundo y sus asuntos que pueda tener el otro.
La mente es un territorio complejo donde se libran batallas diarias entre el miedo y la confianza, la autoexigencia y la aceptación, la duda y la certeza.