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Tres tipos que se creen Jesucristo

  • 18 enero 2020 /

Es una historia cómica y dramática sobre la naturaleza de la identidad y el poder de la empatía.

    Los Ángeles.

    “Cuando leí el guion de Three Christs (Los tres Cristos) pensé que se trataba del material más inaccesible con el que me había encontrado en toda mi vida”, afirmó el actor Walton Goggins, uno de los protagonistas de la película. “No me parecía lógico”.

    Goggins ha interpretado a criminales, policías y personajes de ese tipo a lo largo de su carrera de actuación, que ya suma tres décadas; sin embargo, no se rinde con facilidad.

    “Lo leí una y otra vez”, recordó, “y empecé a comprender cómo se comunicaban. Comenzó a cobrar lógica. Fue como descifrar un código”.

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    No sorprende que Goggins se haya sentido confundido. El plural en “comunicaban” hacía referencia a tres hombres con esquizofrenia paranoide que vivían en un hospital psiquiátrico en Michigan a finales de la década de 1950. Cada uno de ellos creía que era Jesucristo.

    TRAMA

    La película se basa en una historia real que se narra en The Three Christs of Ypsilanti (1964), un libro del psicólogo Milton Rokeach. Cuando llegó a trabajar al hospital, Rokeach reunió a los hombres con la esperanza de poder ayudarlos o quizá que se ayudaran entre sí. Su tratamiento era poco ortodoxo en una época en la que por lo general se sometía a las personas con esquizofrenia a la restricción de movilidad absoluta o a electrochoques, o se les administraban medicamentos antipsicóticos.

    En la cinta participa Richard Gere como el personaje basado en Rokeach, y Goggins, Peter Dinklage y Bradley Whitford dan vida a los tres pacientes.

    “La película tuvo un gran impacto en mí”, dijo Goggins. “La manera en la que manejamos los problemas de salud mental en este país es desastrosa. No hay un lugar seguro para las personas que no son como las demás”.

    Goggins pensó en hacer sus investigaciones en los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, pero en lugar de eso decidió investigar en lugares más cercanos a su casa.

    “En Los Ángeles tan solo necesitas salir de tu casa”, explicó Goggins. “Observé a las personas a la distancia y también conversé con ellas. Escuché sus historias cuando estaban lúcidas.

    “Fue una experiencia extraordinaria abordar el tema desde ese ángulo”, continuó. “¿Cómo diferenciamos la cordura de la locura? Todos estamos en el umbral de cualquiera de ellas”.

    El elenco se reunió unos días antes del inicio del rodaje.

    “Alguien sugirió: ‘Leamos todo el guión’”, recordó Goggins. “Cuando llegamos a la parte en la que los tres Cristos se reúnen, nadie quería hacerlo primero. ‘¿Cuán locos estamos?’, nos preguntamos”. Decidieron descubrirlo.

    “Nadie sabía lo que estaba permitido y lo que podía ser motivo de risa”, narró Goggins. “Es probable que nos hayamos equivocado terriblemente, pero decidimos hacerlo”.

    El actor hablaba por teléfono desde los Estudios Paramount en Hollywood, donde había pasado toda la mañana rodando The Righteous Gemstones. En esa serie de comedia de HBO acerca de una familia de telepredicadores que comete fraude con las obras de caridad por avaricia, Goggins interpreta a la exestrella infantil “Baby” Billy Freeman, quien ya tiene 70 años. Ahora ha regresado con su familia con la idea de dirigir su propia iglesia.

    Al parecer, a Googins le atraen los personajes extraños o extremos. En The Shield (2002-2008) interpretó a Shane Vendrell, un detective corrupto de la policía de Los Ángeles. En Justified (2010-2015) interpretó a Boyd Crowder, un ladrón de bancos y supremacista blanco. Después, en Sons of Anarchy (2012-2014) fue la inolvidable Venus Van Dam, una prostituta transgénero.

    CARRERA

    Hoy, Goggins protagoniza la famosa comedia de situación de CBS The Unicorn, donde interpreta a Wade, un jardinero (y tipo normal) que intenta averiguar cómo criar a sus dos hijas tras la muerte de su esposa. De pronto se da cuenta de que es popular entre las mujeres.

    “Nunca me habían mirado de esa manera”, insistió Goggins. “Al principio me pareció muy inquietante. No me sentía cómodo con ese personaje. Era demasiado similar. Wade se parece mucho a mí.

    “Interpretarlo significó que no podía esconderme detrás de nadie”, prosiguió Goggins. “Fue muy doloroso acostumbrarme a este mundo, pero al final me di el permiso de ser yo mismo”.

    Su objetivo con The Unicorn, de la que también es productor, fue hacerla “creíble, auténtica y divertida”, dijo. “Le pertenece a la comunidad de un público más amplio, pero también tiene que ser veraz y salir del corazón.

    “Podemos darles a los espectadores abrazos durante 30 minutos”, añadió Goggins. “No tengo cara de actor confiable”, dijo. “Es evidente por el tipo de oportunidades que me han dado. A lo largo de mi carrera, por la que estoy muy agradecido, jamás me di permiso de ser un actor confiable.

    “Lo que hace que una persona parezca confiable no es tener una historia ni una infancia perfecta”, continuó, “porque ninguno de nosotros la ha tenido. Tampoco se trata de tener la apariencia perfecta, que la mayoría de nosotros tampoco tiene. Entonces, ¿qué es? ¿Cómo es un hombre común actualmente? ¿Tiene la flexibilidad para escuchar? ¿Tiene una gran empatía o un gran sentido del humor?”.

    Aún no lo determina; sin embargo, reconoció: “‘The Unicorn’ se sintió bien”.

    Goggins, quien nació en Alabama, pero creció en Georgia, adquirió su gusto por la actuación gracias a sus familiares. “Crecí viendo a mis tíos en el escenario. Al principio no entendía por qué mi tía hablaba con otra persona mientras todos la veíamos. Me enamoré de la respuesta que obtuvo”.

    En segundo de secundaria buscó a un director de elenco en Atlanta y se presentó con él. “Le dije: ‘Quiero ser actor y necesito que me ayude a lograrlo. Así que dígame cómo empezamos’”.

    Después de pasar un año en la Universidad del Sur de Georgia, decidió mudarse a Los Ángeles a los 19 años.

    Su primer gran éxito llegó cuando fue elegido para formar parte del elenco The Apostle (1997) de Robert Duvall, donde interpretó a un mecánico que es protegido de un carismático predicador (Duvall). La experiencia asustó a Goggins. “Rob Carliner, el productor de Duvall, me dio algunos consejos”. “Yo era un chico de 24 años con un ego muy grande. Empecé a escuchar voces en mi cabeza que decían: ‘Tienes que conseguirte un publicista. Tienes que aprovechar esta oportunidad’. Llamé a Rob en pánico. Estaba a punto de caer en la histeria por el temor de no tomar las decisiones correctas.

    “Me escuchó durante 30 minutos y luego dijo: ‘Viste la película. No hay nada que puedas sacar de esta experiencia que no hayas obtenido ya. Robert Duvall editó su película y tu actuación de esa manera porque lo conmoviste. No hay crítica, no hay próximo trabajo. No hay nada que vaya a igualar lo que has recibido’. “Lo que me dijo cambió mi vida de verdad”, dijo el actor. “No me interesa la fama, solo me interesa contar buenas historias.