Esto es lo que buscan el 99 % de los compradores de un SUV y es lo que les ofrece el Subaru XV. Pero además la marca japonesa les incluye, de serie, la tracción total.
El que un coche lleve 4x4 no significa que solo valga para el campo. Es un añadido de seguridad tanto para campo como para carretera, ya que al detectar pérdidas de tracción distribuye la fuerza entre las ruedas y los dos ejes.
Si algo caracteriza a la marca japonesa es esta modalidad de tracción y los motores boxer de cilindros opuestos en horizontal de gasolina, a los que desde hace unos años ha unido el diésel 2.0 de 150 CV por la demanda que tiene este tipo de propulsores en el Viejo Continente.
Por tanto, el Subaru XV cumple sobradamente con todos los requisitos para recibir la etiqueta de SUV e incluso los mejora.
Una mejora es la que ha puesto sobre la mesa el fabricante, en el momento en el que está mediada la vida comercial de esta generación XV, así mejorar la posición de este compacto en un mercado en el que la competencia es feroz.
Los cambios no son profundos pero en conjunto mejorar el aspecto exterior. Los faros son los que más han cambiado, al igual que la trasera, mientras que la vista lateral ha permanecido casi inalterable.
La puesta a punto se ha centrado en la renovación de los paragolpes delantero, junto con la parrilla, y trasero. Así como en los tiradores de las puertas.
El alerón posterior es bicolor y combina el color de la carrocería con el negro satinado. Las luces traseras son de LED lo que le aporta una imagen más moderna.
En el interior sobresale el nuevo sistema de entretenimiento con pantalla de 7 pulgadas táctil. Con ella, el coche ha aumentado la sensación de calidad.
Lo mismo sucede con las terminaciones metalizadas de los mandos de climatización, que es bizona. El cuadro de instrumentos también ha cambiado su diseño e incorpora un fondo azul y pantalla LCD a color.
El volante multifunción también es nuevo y lo ha heredado del Subaru Outback, lo que le permite incorporar nuevos mandos del sistema de infoentretenimiento y del ordenador de viaje.
El sistema de entretenimiento SmartLink incluye cámara de visión trasera y función de reconocimiento de voz para evitar distracciones la hora de accionar las distintas funciones.
La posición del conductor es ergonómica y todo queda a mano. Los botones de la pantalla TFT funcionan correctamente, no es necesario pulsar con fuerza o volver a repetir la acción como en otras marcas.
Lo que no ha cambiado es la palanca del freno de mano, que en la mayoría de sus competidores se ha sustituido por un sistema eléctrico que da más espacio al conductor y al acompañante para dejar las cosas. La existencia de la palanca admite determinadas maniobras en situaciones difíciles que mejoran el control del coche.
En el apartado de los espacios destaca la existencia de huecos suficientes en las puertas y al lado de la palanca de cambios para depositar objetos.
Donde también le superan algunos de sus competidores es en el maletero. Los 380 litros que ofrece (sin rueda de repuesto y con kit reparapinchazos) no son los mejores del segmento, aunque el diseño del espacio le hace muy aprovechable.
Por lo que respecta al comportamiento dinámico, el XV es un ágil en esta configuración, gracias al motor diesel de ciclindros opuestos de 147 CV.
Hay que reseñar que la unidad probada tenía menos de 50 kilómetros, con lo que los inconvenientes encontrados mejorarán por completo cuando haya rodado más y todo haya encontrado su asiento. Su funcionamiento entonces mejorará notablemente.
Es un propulsor que hasta que no llega a las 1.600 vueltas parece que le falta fuerza, lo que se subsana rápidamente cuando uno se aproxima a las 2.000 rpm y se nota como entra en funcionamiento el turbo que se puede exprimir hasta algo más de las 3.600 rpm.
La aceleración, pasa de 0 a 100 km/h en 9,3 segundos, es más que correcta para un vehículo de una tonelada y media que puede alcanzar una velocidad máxima de casi 190 km/h.
En carretera recta y abierta es un vehículo muy cómodo de conducir gracias a la posición elevada de la que goza el conductor, al confortable tarado de la suspensión y al bajo centro de gravedad que ofrece que transmite una sensación de gran estabilidad.
Además, la tracción integral detecta con extrema rapidez los cambios de peso y le mantiene pegado al asfalto cuando nota que hay perdidas de adherencia en cualquiera de las cuatro ruedas.
Lo que se mantiene es la decisión de no incorporar reductora, que sigue siendo exclusiva del motor 1.6 de gasolina
En suma se trata de un vehículo muy completo y satisfactorio que cumple con lo que debería ser un SUV. Este tipo de vehículos, debido a su carácter aspiracional, se han diseñado para que sea el compañero perfecto en el día a día y para las escapadas del fin de semana, en las que se aprovecha para realizar actividades al aire libre.