¿Estás en una relación de amor y odio? Toma nota de qué hacer

Las parejas que viven esta situación tienen la presión arterial más alta, cuidado

  • 01 jun 2016

Hay parejas felices y parejas hostiles, pero otras oscilan entre ambos extremos. ¿Cómo funcionan las relaciones afectivas en las que coexiste una alta carga de elementos positivos y negativos? ¿Cuáles son las consecuencias de esta situación y cómo se puede solucionar? La Psicología responde.

Un estudio dirigido por la profesora de psicología Wendy Birmingham, de la Universidad Brigham Young (BYU) en Provo, Utah (EE.UU.), ha encontrado que las parejas que viven una relación ambivalente de este tipo tienen una tensión arterial más alta que aquellas cuyos miembros se apoyan mutuamente.

En este caso, la ambivalencia se refiere a aquellas parejas que mantienen a la vez elevados niveles de , en un fenómeno similar a lo que algunos denominan ‘frenemies’ (neologismo inglés traducible como ‘ami-enemigos’) cuando se aplica a las amistades, de acuerdo con la psicóloga de la BYU (https://home.byu.edu/home/).


“Las relaciones de amor-odio pueden inscribirse dentro de las denominadas parejas disfuncionales, en las que uno de los miembros se comporta de una forma determinada con el otro, y en consecuencia, aumenta la motivación de su pareja para comportarse de idéntica forma”, según la psicóloga María Fuensanta Rodríguez Muñoz, de ISEP Clínic Córdoba (www.isepclinic.es).

Foto: La Prensa

Señales de una relación disfuncional

“Si observamos desprecio, ironía, sarcasmo o descalificación, de parte de alguno de los miembros de la pareja, podemos ir pensando si esa relación debe seguir o no. Es el indicativo de que se puede estar construyendo una pareja disfuncional” responde a Efe la psicóloga Rodríguez Muñoz.

Los problemas de comunicación, que llegan a producir situaciones de martirio, humillación, desesperanza, exigencia, agresividad y sarcasmo son una de las principales dificultades por las que se caracterizan las parejas disfuncionales”, según esta especialista.

Además de afectar la salud física, como muestra la investigación de la BYU, según Rodríguez este tipo de relaciones pueden tener “efectos emocionales y psicológicos en sus integrantes, como producir una baja autoestima o fomentar la creencia de uno de ellos de que va a ‘salvar’ la relación, y la otra persona cambiará gracias al empeño del ‘salvador’”.

“En las relaciones disfuncionales, a veces uno de los miembros de la pareja asume el rol de víctima y se posiciona por debajo del otro, se vuelve dependiente emocional y ‘mendigo de amor’, conformándose por cualquier cosa con tal de sentir un poco de afecto, o sigue en una relación tóxica debido al miedo a estar solo”, de acuerdo a la psicóloga de ISEP Clínic.

Según Rodríguez muchas de estas relaciones ambivalentes suelen funcionar debido al enganche emocional del hoy discutimos, pero mañana eres la persona que más me quiere’, y explica que “suelen ser parejas muy apasionadas en las que el sexo puede ser un ámbito que mantenga la relación”.

Quienes están viviendo esta situación y desean salir de círculo amor-odio para conseguir una relación más sana, Rodríguez les recomienda tener presente que “amar no es sufrir, que vivir en pareja no es renunciar a nuestra individualidad y que tenemos que respetarnos y hacernos la vida agradable el uno al otro”, finaliza.


EFE