¿Cuántas veces ha deseado ser un seductor? ¿Quién no ha soñado alguna vez con tener ese “algo” que todos los conquistadores parecen conocer? ¿Cuántas veces ha estado frente a una chica impresionante y no se ha atrevido a conversar con ella?
Se acabaron las excusas, cualquiera puede convertirse en un seductor. Así lo afirma Mario Luna, el maestro de la seducción, en su libro Apocalipsex. Los diez mandamientos de la seducción, una biblia del cortejo con la que, asegura, todos los hombres sacarán el galán que llevan dentro.
Mario Luna propone diez pasos esenciales que todo hombre debe conocer y poner en marcha para convertirse en un auténtico Adonis:
Disfrute del momento, imponga su presencia, tóquela, créaselo, hable desde usted, explote sus méritos, escale o siembre, traduzca a la mujer, no se esfuerce y haga que no le importe.
Una bomba de relojería, fácil de aprender y aun más de poner en práctica. “Nunca he sido partidario de las generalizaciones, pero sí que es cierto que, en el mundo del cortejo, las mujeres son bastante previsibles. Responden a los mismos estímulos, solo hay que conocer cuáles son”, señala.
Se acabaron las excusas, cualquiera puede convertirse en un seductor. Así lo afirma Mario Luna, el maestro de la seducción, en su libro Apocalipsex. Los diez mandamientos de la seducción, una biblia del cortejo con la que, asegura, todos los hombres sacarán el galán que llevan dentro.
Mario Luna propone diez pasos esenciales que todo hombre debe conocer y poner en marcha para convertirse en un auténtico Adonis:
Disfrute del momento, imponga su presencia, tóquela, créaselo, hable desde usted, explote sus méritos, escale o siembre, traduzca a la mujer, no se esfuerce y haga que no le importe.
Una bomba de relojería, fácil de aprender y aun más de poner en práctica. “Nunca he sido partidario de las generalizaciones, pero sí que es cierto que, en el mundo del cortejo, las mujeres son bastante previsibles. Responden a los mismos estímulos, solo hay que conocer cuáles son”, señala.
La técnica del coqueteo no se centra en su personalidad, sino “en su instinto animal”.