Cáncer en pareja: no callarse, no imponer

Esta lucha contra la enfermedad puede generar problemas comunicativos si se pelea en solitario

  • 17 oct 2016

Son muchas las pruebas que una pareja supera a lo largo de su vida, pero ninguna de ellas prepara a dos personas para afrontar un diagnóstico de cáncer. Tras el impacto sentimental, cada pareja debe luchar unida utilizando como arma una comunicación que permita llorar, proponer y preguntar, nunca imponer.

Recibir un diagnóstico de cáncer supone un impacto emocional y psicológico enorme tanto en el paciente como en sus familiares. Estas nuevas sensaciones pueden derivar en comportamientos que refuercen o compliquen la vida en pareja de los enfermos oncológicos.

Sin embargo, en el fondo de esta mezcla de sentimientos existen aspectos que el paciente y su pareja pueden trabajar mediante talleres de aprendizaje, con la intención de combatir la enfermedad con la mayor normalidad posible.

Recibir el diagnóstico, una prueba para la pareja. La noticia de cáncer pone a prueba a los pacientes y sus parejas debido al estrés sentimental que se produce, con sensaciones que van desde el miedo a la angustia, ya que “este tipo de diagnóstico, por muy bien que lo lleves, vas a sentir emociones negativas”, apunta Marta De la Fuente, psicooncóloga de MD Anderson Cancer Center Madrid.

“El ser humano nos demuestra que ante una enfermedad como esta tenemos capacidad para luchar contra ella y además ser un apoyo”, explica.

Esta lucha contra la enfermedad puede generar problemas comunicativos en la pareja si se pelea en solitario, pero en ocasiones se observa el efecto contrario, en el que se llegan a experimentar momentos de intimidad y de unión muy fuertes.

El día a día, una cuestión de comunicación. Más allá del imaginario que existe sobre cómo se afronta este tipo de diagnóstico, en la intimidad cada persona desarrolla sus propios miedos como el sentimiento de dependencia del paciente o el temor a no ser de ayuda por parte de la pareja. El primer paso para afrontarlos es la escucha activa y la empatía.

La comunicación empieza con una pregunta que deje de presuponer lo que siente el paciente o imponer un estado de ánimo determinado para empezar a consultar, hablar y proponer.

Para que los sentimientos manifestados contribuyan a reforzar la relación de pareja es necesario que se expresen desde el respeto y desde un punto de vista flexible, ya que una persona que quiera desahogarse “no quiere decir que se quiera desahogar todos los días”, señala.

El acercamiento a la naturalidad en una situación complicada supone desarrollar habilidades comunicativas en las que se eviten los sermones o las imposiciones, por lo que si un enfermo oncológico quiere llorar debería poder hacerlo sin que su pareja le bloquee ese sentimiento.

La sexualidad, un reto de comprensión. La reducción del apetito sexual puede producirse por el cambio hormanal generado en los cánceres de mama u ovario, por la afectación de la erección del miembro masculino en el cáncer de próstata o debido a la bajada del estado de ánimo fruto del tratamiento con quimioterapia.

Intentar desarrollar una vida normal no quiere decir que se olvide la situación médica que se está viviendo. Por ello, los miedos y fobias surgidas de la falta de deseo o los problemas fisiológicos para tener sexo se deben afrontar a través de la comprensión por parte de las parejas.

El objetivo de los talleres que trabajan la sexualidad en los pacientes oncológicos es eliminar la idea de que “no pueden tener una vida sexual activa”, afirma Marta De la Fuente.

Una pareja, dos personalidades unidas contra el cáncer. Hablar, llorar o reír juntos en una situación complicada no quiere decir que cada miembro pierda su personalidad en la relación de pareja, sino que “dentro de ser un trabajo conjunto y que estén unidos para luchar contra la enfermedad, es muy importante que no se pierda la individualidad”,destaca Marta De la Fuente.

Para que la pareja pueda ser un pilar con el que el paciente oncológico pueda contar, debería mantener su propia individualidad sin dejar de cuidar sus relaciones sociales o su alimentación en favor de proteger a su pareja de cualquier sentimiento negativo.

Dejar que todo gire alrededor del paciente puede llevar a la pareja a anularse, olvidando que “existen unos derechos humanos básicos que tiene tanto el paciente como el familiar, la pareja”, indica la psicooncóloga de MD Anderson Cancer Center Madrid.

Cada caso supone un mundo diferente en el que cada paciente desarrolla un rol como sistema de defensa que suele variar entre el victimismo, la excesiva independencia ante el miedo a ser una carga o la desmesurada preocupación por sus familiares.

En aquellos casos en los que la individualidad del paciente se reduce en favor de su pareja, la especializada en ansiedad y estrés Marta De la Fuente recomienda un cambio de actitud bajo una idea: “ahora vamos a pensar en ti”.

Se pueden dar recomendaciones, trabajar diferentes aspectos u opinar libremente sobre lo que es o no es conveniente, pero al final de todos los comentarios y opiniones los resultados están en la intimidad de cada pareja.