Moda y belleza
París, Francia.
Sin embargo, la tendencia de que celebridades de cierta edad sean imagen de marcas cosméticas es relativamente reciente. Hace una década, Isabella Rossellini, imagen de Lancôme durante más de diez años, admitía públicamente que fue despedida por la firma al sobrepasar los cuarenta (la actriz y modelo tenía 41). Otras empresas cosméticas, como Nivea, se enfrentaban el pasado verano a la opinión pública: la modelo Cindy Joseph, de 62 años, fue la elegida para anunciar su crema antiarrugas. Hasta ahí bien, si no fuera porque el Photoshop le restó más de veinte años a su rostro.
Ahora los rostros maduros inundan un ámbito que se les resistía, el de la cosmética. Justo cuando la nueva imagen de René Zellweger ha logrado que medio mundo esté hablando sobre la presión que sufren las actrices frente al paso del tiempo, las empresas dedicadas a la belleza contratan a intérpretes veteranas, mujeres que no se resisten al envejecimiento ni niegan sus arrugas.
Mientras Helen Mirren acapara la publicidad de L’Oreal, Jessica Lange (65) ejerce como imagen de la flamante línea de maquillaje de Marc Jacobs o los rasgos andróginos de Tilda Swinton (53) protagonizan la nueva campaña de Nars, un rol que la temporada pasaba ocupaba Charlotte Rampling (68).
“No soy perfecta y nunca lo fui, pero siempre he tenido buen aspecto y me enorgullece seguir teniéndolo”, afirma Mirren en el comunicado oficial de su nombramiento. Quizá la industria cosmética esté empezando a apreciar lo que no valora Hollywood, la madurez. Tal vez este sea el inicio de una era en la que las cremas antiarrugas dejarán de ser anunciadas por jóvenes que no han tenido tiempo de sufrirlas y las mujeres que las llevan con dignidad les tomarán el relevo. Solo falta que este mercado comience a llamar a las cosas por su nombre, y deje de asociar a sus productos el calificativo de “anti-edad”. Al fin y al cabo, sus nuevas protagonistas no niegan el paso del tiempo, asumen la calidad de lo vivido.
No es la primera celebridad de esa edad en tener ese honor que ya en el pasado han desempeñado, con otras marcas de la industria de la belleza, mujeres como Jane Fonda, de 77 años, Charlotte Rampling, de 68, y Jessica Lange, de 65 años. tal y como lo recuerda la revista Jet-Set en su más reciente edición impresa, fechada del 5 de noviembre.
Pero la actriz británica sí es la más reciente que lo consigue y, sin lugar a dudas, una de las más bellas y talentosas en ser reconocida, no solo por sus calidades actorales que ya le valieron un Óscar por su papel de la reina Isabel II, sino por conseguir a sus casi 70 años una imagen hermosa, natural y envidiable para las mujeres de diferentes generaciones.
Fue elegida en una encuesta realizada entre más de 9.000 clientes. Para ellos, es la mezcla perfecta entre inteligencia, madurez y glamour. A los 69 años, Helen Mirren acaba de firmar su primer contrato con una firma cosmética. La actriz será el nuevo rostro de L’Oreal, un puesto que han ocupado modelos y actrices de todos los rangos de edad. De Karlie Kloss (22) a Inès de la Fressange (57), de Blake Lively (27) a Jane Fonda (76). Al fin y al cabo, cada producto cosmético va enfocado a una determinada generación. Y al mercado no se le escapa que debe representarlos a través de iconos de belleza diversos.
Helen Mirren en una sesión de fotos en París.
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Sin embargo, la tendencia de que celebridades de cierta edad sean imagen de marcas cosméticas es relativamente reciente. Hace una década, Isabella Rossellini, imagen de Lancôme durante más de diez años, admitía públicamente que fue despedida por la firma al sobrepasar los cuarenta (la actriz y modelo tenía 41). Otras empresas cosméticas, como Nivea, se enfrentaban el pasado verano a la opinión pública: la modelo Cindy Joseph, de 62 años, fue la elegida para anunciar su crema antiarrugas. Hasta ahí bien, si no fuera porque el Photoshop le restó más de veinte años a su rostro.
Ahora los rostros maduros inundan un ámbito que se les resistía, el de la cosmética. Justo cuando la nueva imagen de René Zellweger ha logrado que medio mundo esté hablando sobre la presión que sufren las actrices frente al paso del tiempo, las empresas dedicadas a la belleza contratan a intérpretes veteranas, mujeres que no se resisten al envejecimiento ni niegan sus arrugas.
A sus casi 70 años Helen Mirren es un ícono de belleza.
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Mientras Helen Mirren acapara la publicidad de L’Oreal, Jessica Lange (65) ejerce como imagen de la flamante línea de maquillaje de Marc Jacobs o los rasgos andróginos de Tilda Swinton (53) protagonizan la nueva campaña de Nars, un rol que la temporada pasaba ocupaba Charlotte Rampling (68).
“No soy perfecta y nunca lo fui, pero siempre he tenido buen aspecto y me enorgullece seguir teniéndolo”, afirma Mirren en el comunicado oficial de su nombramiento. Quizá la industria cosmética esté empezando a apreciar lo que no valora Hollywood, la madurez. Tal vez este sea el inicio de una era en la que las cremas antiarrugas dejarán de ser anunciadas por jóvenes que no han tenido tiempo de sufrirlas y las mujeres que las llevan con dignidad les tomarán el relevo. Solo falta que este mercado comience a llamar a las cosas por su nombre, y deje de asociar a sus productos el calificativo de “anti-edad”. Al fin y al cabo, sus nuevas protagonistas no niegan el paso del tiempo, asumen la calidad de lo vivido.
Helen Mirren es una de las mejores actrices y al mismo tiempo es considerada de las mujeres más bellas.
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Tomado de El País de España