La maquilladora Ángela Blanco lo define como “un maquillaje luminoso, con una piel muy transparente e hidratada, bien contorneada, sin necesidad de poner excesivo maquillaje”.
Se distingue fácilmente porque el rostro se muestra jugoso, con brillos (donde los queremos, claro), pero conservando un aspecto casi desnudo, por eso es uno de los recursos beauty favoritos para el verano, según expertas de L’Oréal Paris.
Paso 1:
Lo primero que tienes que hacer es limpiar muy bien tu rostro y, seguidamente, hidratarlo con una crema o un sérum. Después, prepara y unifica el tono de tu piel con un producto ligero aplicado con brocha. Tienes dos opciones: una prebase iluminadora tipo bb cream o un fondo de acabado natural.
¿Un truco para elegir el tono? Nos lo da la maquilladora Érika Sánchez: “Prueba la base en el cuello y no en la mano. Si se funde perfectamente, es tu tono”.
Paso 2:
Saluda al protagonista indiscutible de este look glow: el iluminador. Glow Mon Amour de L’Oréal Paris nos proporciona el aire irisado y perlado que perseguimos.
Si llevas una prebase luminosa, simplemente aplica una gota en los pómulos y extiéndela hacia el arco de la ceja.
En caso de que prefieras el acabado de una base de maquillaje efecto glow, sé más generosa y crea destellos luminosos en mejillas, arco de la nariz, párpados y lagrimal. Termina este paso con un toque veraniego en las mejillas utilizando el colorete o los polvos de sol.
Paso 3:
Nos faltan los ojos y boca. Puedes copiar la estrategia de Ángela Blanco y darle un doble uso al pintalabios Rouge Signature (su textura ligera lo permite) o crear un ahumado metalizado con las sombras de la paleta Eye Go Wild, como hizo Érika Sánchez. Lo que sí es necesario es añadir una capa de máscara para perfilar la mirada, pues engrosa tus pestañas de una forma ligera, muy acorde al resto del maquillaje.
