Redacción. Cada parte del cuerpo va cambiando con el paso de los años, a pesar de que esto se refleje especialmente en el rostro. El tiempo se hace latente en forma de líneas de expresión, manchas, piel más fina o deshidratada, flacidez, etcétera. Pero si hay una zona de la cara que cambia más con la edad son los labios.
Estos van perdiendo su forma, afinándose y ganando una nueva personalidad. E igual que cambia su forma, también sus necesidades y el aspecto que esperamos de ellos. De hecho, “el 95% de las mujeres que vienen a la consulta, aunque sea a hacerse otro tratamiento, terminan mejorando los labios, porque están a disgusto con algún aspecto de estos”, asegura el médico estético Julián Bayón.
Y, a pesar del cubre bocas o más bien por él, la demanda ha aumentado un 20% este primer año de pandemia. El cubre bocas ha animado a aquellas personas que tenían miedo a retocarse por la inflamación y los hematomas que deja el procedimiento.En este sentido, puede decirse que cada labio es un mundo y que hay que atender sus necesidades específicas en cada época de la vida.
De los 20 a los 35 años. “Para las más jóvenes, de entre 20 y 35 años, la principal inquietud es la falta de volumen”, señala el doctor Bayón. Este puede deberse a una cuestión de forma o “la exposición continuada a factores externos, como el sol, el tabaco, el viento, los cambios de temperatura, un deficiente consumo de agua e hidratación externa”, que pueden hacer que el labio se vaya encogiendo.
En este sentido, es necesario recurrir a un ácido hialurónico de densidad entre media y alta para inyectarlo en tres puntos. Se realizan dos pinchazos en el labio superior y uno en el inferior, para así compensar la pérdida de volumen. Es a esta edad también cuando se prevendrá el envejecimiento.
Para luchar contra el paso del tiempo, los factores medioambientales, recuperar la juventud, la textura, la jugosidad y la hidratación, sin cambiar la forma ni añadir volumen, “es suficiente con poner muy pocas dosis de ácido hialurónico con muy poca densidad y espaciadas en el tiempo. Lo idóneo sería empezar con un tratamiento anual, luego retrasarlo a cada año y medio, y después mantenerlo cada dos años”, recomienda el Dr. Bayón.
A partir de los 40. “Es a partir de los 40 años que las mujeres ponen el foco en la ausencia de forma, hidratación y jugosidad”, apunta Bayón. En este caso, utilizamos un ácido hialurónico reticulado y denso para trazar con la aguja todo el perfil.