Padres e hijos felices en primaria

Conozca las claves para que la experiencia de la escuela sea algo agradable para padres e hijos

  • 09 oct 2015

Madrid, España.

Sus primeros amigos íntimos, tareas, actividades extraescolares o campamentos de verano caracterizan la etapa de los seis a los doce años de un niño.

Pero también es una franja de edad expuesta a los miedos, frustraciones o complejos. La psicóloga Silvia Álava presenta las claves para torear estos problemas y convertirse en los padres (casi) perfectos en su nuevo libro “Queremos que crezcan felices. De la infancia a la adolescencia”

Si de algo desconfía Silvia Álava, psicóloga infantil, escritora y colaboradora en medios de comunicación, es de la perfección, y lo deja bien claro en la presentación de su nuevo manual: “La sociedad exige a los padres ser perfectos, pero tienen que asumir que no pueden serlo. Tienen que ser los padres que el niño necesita”.

Tras el éxito del primer libro de esta colección, “Queremos hijos felices. Lo que nunca nos enseñaron” (JdJ Editores), Álava vuelve a orientar a padres preocupados porque, ante todo, sus hijos vivan felices y satisfechos en los años de la infancia a la adolescencia, que coinciden con la educación primaria en las escuelas.

Estos padres, según la experta, “lo tienen más difícil que nunca”. Son progenitores formados, con estudios universitarios en su mayoría, que tienen mucha teoría fruto de su lectura pero les falta práctica.

En este contexto, el libro de Álava engloba 41 capítulos que abordan desde la paga hasta la educación sexual, pasando por las redes sociales, los miedos o complejos, todo ello conjugado con casos clínicos verídicos de la consulta que dirige la autora en el Centro de Psicología Álava Reyes.

Una etapa cargada de autonomía, frustración y emociones

“Evolutivamente hablando, a los seis años se produce la maduración del lóbulo prefrontal”, explica la psicóloga infantil en la presentación de su libro. Este proceso hace que a partir de esa edad el niño sea capaz de dirigir su propia conducta, organizar sus actividades o prestar atención.

De la infancia a la adolescencia es la etapa para “adquirir hábitos y autonomía”, define la experta. Con todo ello, Álava destaca tres pilares que los padres tienen que reforzar y velar:

Trabajar su autoestima y seguridad, esto es muy importante desde que son muy pequeños. Para ello, es importante valorar sus puntos fuertes y ver en qué situaciones concretas cometen fallos para poder corregirlos.
Enseñar a tolerar la frustración. “Es fundamental”, insiste la autora, que los niños vean que las cosas “normalmente no salen a la primera”.

Promocionar su autocontrol y regulación emocional para mejorar su rendimiento escolar y la relación con las demás personas de su entorno.

Esta tarea está encomendada a los padres aunque, en los tiempos que corren, es habitual ver las puertas de los colegios repletas de abuelos en busca de sus nietos. Ante este aspecto, Álava refiere que “los abuelos pueden ayudar pero la responsabilidad es de los padres, no se puede delegar”.

¿Tablets o no tablets? La gestión del tiempo libre

¿Debo ayudarles con los estudios? ¿Tiene que tener móvil? ¿A qué actividades le apunto? ¿Necesita una paga? Son algunas de la infinidad de cuestiones que navegan en la mente de los padres y que “Queremos que crezcan felices” resuelve.

El psicólogo Javier Urra, encargado de la redacción del prólogo de la obra, acompañó en la presentación a Silvia Álava y admitió que le hubiese encantado leer este libro cuando sus hijos eran pequeños.

La gestión del tiempo lejos de la escuela es uno de los quebraderos de cabeza de los progenitores y ocupa varios capítulos del manual. El punto de partida de este tema es que “los niños necesitan un tiempo para ser niños”.

Las tardes de actividades extraescolares en piano, natación, fútbol, inglés o danza son necesarias en esta edad, pero sin excesos y evitando comparar al menor con sus amigos, vecinos o incluso hermanos.

Por otro lado, el tiempo libre en casa tiene que conjugar los deberes con juegos tradicionales y acceso a los dispositivos electrónicos como las tablets o los móviles.

Álava recomienda regular el tiempo y el uso de Internet y las redes sociales, sin erradicarlas porque los niños son “nativos electrónicos”, pero vigilando su contenido.

“Hay competencias sociales, emocionales y cognitivas que hay que entrenar fuera de los dispositivos electrónicos”, recuerda la psicóloga infantil que anima a que los niños lean, construyan e incluso “aprendan a gestionar su aburrimiento”.

Y es que, por muy rápido que la sociedad marque un ritmo, Álava determina que “evolutivamente somos iguales, a nivel emocional el niño no ha crecido tanto”.

Los niños son niños, tienen que jugar, reír, llorar, equivocarse y aprender de la mano de unos padres felices y atentos a las necesidades de sus hijos.