Los deberes son objeto de un debate recurrente que mantiene dividida a la comunidad educativa. Investigadores de la Universidad de Oviedo apuntan que los alumnos que diariamente realizan tareas escolares en casa rinden más y mejor que los que no los hacen o terminan.
Hacer deberes es mejor que no hacerlos, añaden los autores del estudio, aunque las tareas tienen sus tiempos y la edad de los niños supone una variable a tener en cuenta. Así, la cantidad de actividades debe ser mínima cuando los niños son pequeños, ya que su efecto positivo en el aprendizaje se produce cuando empiezan a ser autónomos, por lo que en estos casos deben ajustarse a lo estrictamente necesario y contar con el apoyo de padres y profesores.
La investigación del equipo integrado por la profesora Natalia Suárez Fernández y los catedráticos José Carlos Núñez y Guillermo Vallejo, del departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo, destaca además que los estudiantes de más edad desaprovechan más el tiempo que los pequeños, e incide por ello en la importancia de promover una adecuada gestión de las horas disponibles y de las habilidades de trabajo de los escolares.
También pone el acento en los beneficios de la implicación de los padres, especialmente en la etapa de Secundaria, con mejores resultados cuando ofrecen un soporte motivacional y emocional más que de control. Pero los progenitores muestran una falta de conocimiento sobre el mejor modo de implicarse en las tareas de los hijos, lo que requiere la puesta en marcha de programas de ayuda específicos, advierten.
La investigadora Natalia Suárez Fernández recuerda que los deberes escolares son una de las cuestiones más controvertidas de la vida escolar y se refiere a las dudas razonables sobre la contribución de mandar muchas tareas para el aprendizaje del alumno.
Motivo de debate en todo el mundo, la Federación de Padres de Alumnos de Francia llegó a convocar en 2012 una huelga de dos semanas sin deberes en protesta por los “trabajos forzosos” de sus hijos fuera del horario lectivo, que obligan a los progenitores a ejercer de profesores e impiden a los niños dedicar tiempo a la lectura y a otras actividades de ocio.
La investigadora también recuerda las posturas divergentes que han adoptado en España la Confederación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de España (Ceapa), en contra de los deberes, y la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa), a favor.
Quienes defienden su utilidad, explica Natalia Suárez, ponen como ejemplo a Finlandia, donde no se cuestiona que los alumnos deban ir a clase con los deberes hechos, aunque precisa que las jornadas laborales del país líder en educación son flexibles y permiten a los padres acompañar a sus hijos durante la realización de las tareas.