Los cuidados de un bebé prematuro

Los niños que nacen antes de tiempo necesitan atención especial. Las visitas non son recomendables

  • 16 ago 2016

Redacción.

La llegada del bebé al hogar siempre implica retos, especialmente para los padres primerizos, pero estos son mayores cuando se trata de un prematuro.

Por ello, es muy importante que durante la estancia del niño en el hospital, los papás observen cómo las enfermeras cuidan a los bebés en su rutina diaria, y pongan especial atención en lo que más temor les causa.

Los progenitores deben estar al tanto de los problemas que su bebé presentó en el hospital y solicitar información sobre los cuidados en casa.

Por ejemplo, hay que pedir al médico que les explique qué fármacos seguirá requiriendo el menor y cómo aplicarlos.

De acuerdo con la pediatra Carmen Sánchez las principales preocupaciones de los padres respecto al cuidado de sus bebés es cómo deben alimentarlos, cargarlos y bañarlos.

“Los niños salen en condiciones que requieren alimentación especial con gotero, con alimentador o con sonda. Cargar a un bebé tan pequeño les da miedo. No es lo mismo bañar a un niño grande que a uno chiquitito”, comenta Sánchez.

Características

La piel de los prematuros es delicada y seca, tienen dificultad para mantener la temperatura del cuerpo y se enfrían con rapidez, permanecen dormidos la mayor parte del día y se mueven poco.

Mientras duermen pueden presentar sacudidas o temblores de sus ojos, brazos o piernas.

Además, tardan en abrir la boca cuando se les ofrece el pezón, maman con lentitud y se cansan al hacerlo.
Estos bebés chupan sus dedos solo cuando están cerca de su boca y la luz llama su atención pero no ven a los ojos.

Alerta

Es fundamental vigilar ciertas características del bebé como su peso o tono de piel y comentarlos con el médico durante las visitas de rutina.

Los padres deben estar al pendiente si su bebé no aumenta de peso en las siguientes dos semanas desde su llegada casa, si presenta tono amarillo intenso en su piel y sus ojos por más de tres días o si su piel se pone azulada al mamar o con el cambio de pañal.

Asimismo, tienen que vigilar si al mamar la leche no se escurre por los lados de su boca y se fatiga demasiado, lo que le impide comer.