Las escuelas exigentes podrían también ser buenas para salud

Los jóvenes que asisten a instituciones de 'alto rendimiento' son menos propensos a tener varias parejas sexuales.

  • 17 oct 2014

Los adolescentes de bajos ingresos que entran en una secundaria más rigurosa quizá tomen menos riesgos de salud que lo demás que asisten a otras escuelas, sugiere un estudio reciente.

El estudio de adolescentes de Los Ángeles con ingresos bajos halló que los que asistían a secundarias de 'alto rendimiento' eran menos propensos a portar un arma, a darse atracones de bebida, a tener varias parejas sexuales o a tomar otros ciertos riesgos de salud.

Y no se trataba solo de que los 'niños buenos' fueran más propensos a ir a buenas escuelas, apuntaron los investigadores.

El estudio incluyó a adolescentes que habían solicitado en una de tres escuelas particulares subvencionadas (charter schools) de alto rendimiento en Los Ángeles. Y esas escuelas usaban un sistema de lotería para ofrecer las admisiones, algo similar a un estudio científico en que las personas se asignan al azar para participar o no en una 'intervención'.

'Creemos que es un efecto de las escuelas en sí', apuntó el investigador líder, el Dr. Mitchell Wong, de la Universidad de California, en Los Ángeles.

Muchos estudios han sugerido que a los niños que asisten a escuelas seguras de mayor rendimiento les va mejor, y no solo en lo académico. También tienden a tener menos problemas de conducta y una mejor salud mental.

'Pero la pregunta ha sido si en realidad se trata de las escuelas o si son todas las otras cosas que van junto con la educación', comentó Wong. Entre esas 'cosas', anotó, se hallan unos padres que dan respaldo, y amigos a quienes les importa la escuela y que no se meten en problemas.

Por ello, para el estudio el equipo de Wong aprovechó lo que denominan un 'experimento natural'. Encuestaron a 521 estudiantes que habían entrado en una escuela particular subvencionada de alto rendimiento debido a la suerte del azar, y los compararon con 409 estudiantes que habían solicitado en esas importantes escuelas pero que no habían ganado la lotería.

En general, el 36% de los niños de las escuelas particulares subvencionadas admitieron al menos una conducta 'muy arriesgada', como atracones de bebida, portar un arma, tener sexo sin protección o usar drogas distintas de la marihuana. Eso frente al 42 por ciento de los estudiantes de otras escuelas, halló el estudio.

Cuando se trató de los tipos más comunes de conducta arriesgada, como beber de forma más leve, o fumar cigarrillos o marihuana, no hubo una diferencia clara entre ambos grupos.

Según Wong, eso fue inesperado. 'Nos sorprendió no ver más diferencias', dijo. 'Pero es alentador que halláramos unas tasas más bajas de conductas muy arriesgadas, los tipos de conductas que no es deseable que realice ningún adolescente'.

Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 21 de julio y en la edición impresa de agosto de la revista Pediatrics.

Una investigadora que revisó el estudio lo llamó un 'experimento natural magníficamente realizado'.

'Los hallazgos enfatizan la importancia de las escuelas de alto rendimiento para los resultados tanto académicos como de salud, lo que provee un imperativo incluso mayor para mejorar el rendimiento académico de todas las escuelas', comentó Kelly Komro, profesora de la Universidad de Florida en Gainesville que estudia los efectos de los factores sociales sobre la salud de los niños.

No está del todo claro por qué una escuela de alto rendimiento influiría sobre la toma de riesgos de un adolescente. Pero Komro apuntó que las 'conexiones positivas' entre los maestros y los estudiantes podrían ser uno de los motivos. Además, añadió, esas escuelas podrían crear una 'cultura de expectativas altas' cuando se trata de la conducta de los estudiantes.

El equipo de Wong halló que dos factores parecieron ser clave para explicar la tasa más baja de conductas muy arriesgadas. Los niños que estaban en escuelas de alto rendimiento tenían menos probabilidades de cambiar de escuela o de salirse de la escuela, y en general puntuaban más en pruebas estandarizadas de inglés y matemáticas.

Wong dijo que es posible que los niños a quienes les va mejor en lo académico se sientan más 'esperanzados' sobre el futuro, que elijan mejores opciones, o que estén demasiado ocupados con las tareas como para meterse en problemas.

Cualquiera que sea el motivo, dijo, 'creemos que esto muestra que las escuelas hacen más que enseñar lectura y matemáticas. Tienen un impacto potente sobre cómo se comportan los estudiantes fuera de la escuela'.

Wong añadió que cualquier secundaria de alto rendimiento podría tener ese tipo de impacto. Su equipo estudió las escuelas particulares subvencionadas debido a su sistema de lotería. 'No creemos que las escuelas particulares subvencionadas tengan ninguna magia', comentó.

Añadió que las investigaciones futuras deben explorar los efectos de salud a largo plazo de asistir a una escuela con un rendimiento más alto, dado que esos niños quizá consigan unos mejores trabajos y lleven unas vidas más sanas.

'Los efectos más grandes de la educación podrían ocurrir más adelante, en la adultez', planteó Wong.