¿Cómo la ansiedad puede afectar al bebé durante el embarazo?

Es normal que durante el embarazo experimentes momentos de este tipo, debidos a los cambios fisiológicos y vitales que el embarazo implica.

  • 14 dic 2020

SAN PEDRO SULA.

¿Qué es la ansiedad? La ansiedad es una reacción adaptativa que nos prepara para dar una respuesta adecuada. Pero en ocasiones surgen falsas alarmas y nos activamos sin saber muy bien la causa.

Si tienes o has tenido la sensación​ ​de​ ​temor,​ ​amenaza​ ​o​ ​catástrofe, preocupaciones​ ​o​ ​análisis​ ​catastrofistas, ​hipervigilancia​ ​a​ ​estímulos​ ​potencialmente​ ​amenazantes, dificultad para concentrarte​ ​y​ ​tomar​ ​decisiones, palpitaciones,​ ​pulso​ ​rápido​, ​tensión​ ​elevada, ​sensación​ ​de​ ​sofoco,​ ​respiración​ ​rápida​ y ​superficial, aumento​ ​de​ ​la​ ​transpiración, problemas sexuales o incluso insomnio, puede ser que sufras o hayas sufrido un episodio de ansiedad.

La gestación en sí es un proceso que está ligado a cambios emocionales. Es muy común durante este periodo encontrarse casos de ansiedad general (miedo al parto, miedo a que el bebé porte una minusvalía, preocupación sobre su propia apariencia) y de depresión (puede darse también durante el puerperio).

Un embarazo normal dura aproximadamente unas cuarenta semanas. Durante la gestación las hormonas son las causantes de la variación experimentada en las emociones tanto positivas como negativas; de hecho, entre la semana 6 y la 10 y el final del embarazo, los cambios hormonales son más pronunciados.

Son normales síntomas relacionados con la depresión, la ansiedad así como preocupaciones por los cambios que se están produciendo en el cuerpo o en el bebe. Los problemas relacionados con las emociones no tratados pueden afectar al bienestar físico del pequeño y aumentar el riesgo de partos prematuros o depresiones postparto. Por esta razón, en caso de que la sintomatología se agrave, se recomienda a la embarazada la psicoterapia o tratamientos médicos para una buena gestación.

Hasta no hace mucho, la mayoría de las mujeres embarazadas han sido tratadas por dolencias físicas o complicaciones obstétricas, sin embargo, debido a los grandes cambios hormonales y emocionales que provoca un embarazo, cada vez ha ido incrementándose el número de investigaciones, tratamientos e intervenciones de forma psicológica para el bienestar, no sólo de la madre, sino también de su bebé.

Tras numerosas investigaciones se ha creado nuevo concepto llamado ansiedad del embarazo (pregnancy anxiety) el cual hace referencia a la ansiedad específica de las gestantes. Este suceso resulta un buen predictor de malos resultados como, por ejemplo, un nacimiento prematuro, lo que ha generado una gran cantidad de investigaciones y experimentos relacionados con tratamientos para este tipo de trastorno, evitando la farmacología y centrándose en terapias cuerpo-mente basadas en la relajación.

Foto: La Prensa

¿Cómo afecta la ansiedad?
El estudio de la ansiedad en las mujeres embarazadas nos ha revelado las implicaciones que esta tiene para la madre y el bebé. Los niveles de ansiedad son mayores en las embarazadas primerizas o primigestas. También se ha concluido que se manifiesta con mayor medida en el tercer trimestre de cualquier tipo de gestante.

Además, estos altos niveles en las madres pueden provocar alteraciones en el movimiento y crecimiento del feto. Se ha comprobado que los fetos de las mujeres con altos niveles de ansiedad tienen un mayor movimiento de miembros de forma individual en el segundo trimestre, y que su crecimiento es más lento que el de madres que no la padecen.

Por otro lado, las madres con ansiedad general son más propensas a tener una ansiedad específica del embarazo, donde aparece el miedo al parto y/o a que su bebé porte discapacidades o minusvalías. Asimismo, tanto la ansiedad específica del embarazo como la ansiedad general en dichas gestantes actúan como factores predisponentes a la hora de recurrir a conductas de riesgo como la bebida durante la gestación.

Los cambios asociados al embarazo no se producen sólo en la madre. El padre suele verse igualmente afectado por este cambio en sus vidas, pudiendo ser una variable importante en la estabilidad emocional de la gestante: la ansiedad se presenta a lo largo de todo el embarazo, si bien el número de gestaciones de la madre puede hacer variar estos niveles de ansiedad. Los padres por segunda vez muestran niveles más altos que los padres primerizos. Aun así, los niveles de ansiedad (padres primerizos o por segunda vez) son mayores en el tercer trimestre, seguidos por el primero, y presentando niveles más bajos en el segundo trimestre.

Cuanto menor ansiedad fisiológica presenten las madres — es decir, las gestantes con síntomas de ansiedad explicadas anteriormente (palpitaciones, sudoración, nerviosismo…) — existe un mayor grado de vinculación prenatal con el nonato.

¿Qué técnicas de intervención se utilizan para reducir la ansiedad?
Ya hemos visto que la ansiedad puede provocar efectos adversos en el feto, y qué problemas médicos durante el embarazo pueden causarla. Por lo tanto, existe una serie de técnicas que posibilitan intervenciones no invasivas para reducirla.

Muchos profesionales recurren a técnicas de relajación como método, aplicándola durante cortas sesiones semanales para que se implemente de manera progresiva, con estimulación musical y focalizando la atención en el sonido de los latidos del corazón del bebé. También se realizan ejercicios de respiración, centrando la atención en el cuerpo para que tome conciencia del mismo y visualizando escenarios relajantes. Todo esto reduce los niveles de ansiedad de las gestantes de forma estadísticamente significativa.

Otras técnicas emplean la relajación implícita dentro de masajes y yoga, ya que éstos reducen los síntomas no sólo de ansiedad, también de ira y depresión. Sin embargo, donde se utilizaron técnicas de relajación muscular progresiva, relajación pasiva e imaginación guiada, aunque resultaron en diferencias de las medias de ansiedad, no fueron tan eficaces como las anteriores.

Algunos ejemplos de estas sesiones de relajación serían: para gestantes con depresión y ansiedad, con una hora semanal de psicoterapia grupal y 20 minutos de masajes; entrenamiento práctico en relajación durante sesiones semanales de 90 minutos en las que se comprobó que la relajación activa es mucho más eficaz que la relajación pasiva. Otro medio utilizado fue la musicoterapia durante 30 minutos todos los días.

Además, el Mindfulness es una técnica que ha tenido mucho éxito últimamente y que se ha extendido en muchas áreas de la psicología. Un programa de 2h semanales en gestantes con preocupaciones ha conseguido una reducción significativa de su sintomatología ansiosa, gracias a sus beneficios no sólo en ansiedad, sino en depresión.

Por lo tanto, podemos concluir que todas las técnicas mencionadas anteriormente basadas en la conexión cuerpo-mente, han resultado efectivas en la reducción de la sintomatología ansiosa en mujeres gestantes, algo que no sólo beneficia a la madre sino también a su bebé.