Lisboa, Portugal.
Tras ser devastado por un terremoto, este destino adquirió fuerza y galanura. El barrio de Lisboa que mejor resistió la catástrofe fue el de Alfama, que albergaba a las comunidades judía y musulmana y que hoy está lleno de cafés y bares donde se escucha ese emblemático y melancólico canto portugués llamado fado.
Luego de la devastación, Sebastião José de Carvalho e Melo (Marqués de Pombal), lideró la reconstrucción de la urbe. Tras aquella desgracia surgió una joya como La Baixa, parte baja de la ciudad que se caracteriza por tener una cuadrícula de calles bien trazadas y edificios monumentales construidos con mayores estándares de seguridad para hacer frente a la furia de la Tierra.
Belleza
La Baixa es el corazón de la ciudad, y Rua Augusta, su arteria peatonal más animada.
Ahí, el viajero va y viene sobre un hermoso empedrado portugués, disfrutando de los restaurantes y tiendas.
Al andar por la zona se percibe el trato amable del pueblo portugués y el corazón del visitante se hincha al contemplar sitios como la Plaza del Comercio o el Teatro Nacional Doña María II, este último ubicado en la Plaza de Don Pedro IV.
Diversión
Pero Lisboa, que en 2015 recibió 5,250,000 visitantes, también es entrañable por la belleza que brindan otras arterias como la Avenida da Libe dade, que destaca por sus jacarandas.
Al final de esta vía se observa la Plaza del Marqués de Pombal. Sitio de encuentro y de festejos.
Es muy fácil enamorarse del resto de Lisboa. Ya sea al recorrer sus estrechas calles a bordo de tranvías, al fotografiar los bellos mosaicos, al contagiarse de su vida nocturna en el Barrio Alto o al atrapar una postal del emblemático Puente 25 de Abril.
Tras ser devastado por un terremoto, este destino adquirió fuerza y galanura. El barrio de Lisboa que mejor resistió la catástrofe fue el de Alfama, que albergaba a las comunidades judía y musulmana y que hoy está lleno de cafés y bares donde se escucha ese emblemático y melancólico canto portugués llamado fado.
Luego de la devastación, Sebastião José de Carvalho e Melo (Marqués de Pombal), lideró la reconstrucción de la urbe. Tras aquella desgracia surgió una joya como La Baixa, parte baja de la ciudad que se caracteriza por tener una cuadrícula de calles bien trazadas y edificios monumentales construidos con mayores estándares de seguridad para hacer frente a la furia de la Tierra.
Hermosa vista de Lisboa desde el río Tajo.
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La Baixa es el corazón de la ciudad, y Rua Augusta, su arteria peatonal más animada.
Ahí, el viajero va y viene sobre un hermoso empedrado portugués, disfrutando de los restaurantes y tiendas.
Al andar por la zona se percibe el trato amable del pueblo portugués y el corazón del visitante se hincha al contemplar sitios como la Plaza del Comercio o el Teatro Nacional Doña María II, este último ubicado en la Plaza de Don Pedro IV.
Vista nocturna en el centro de Lisboa, Portugal.
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Pero Lisboa, que en 2015 recibió 5,250,000 visitantes, también es entrañable por la belleza que brindan otras arterias como la Avenida da Libe dade, que destaca por sus jacarandas.
Al final de esta vía se observa la Plaza del Marqués de Pombal. Sitio de encuentro y de festejos.
Es muy fácil enamorarse del resto de Lisboa. Ya sea al recorrer sus estrechas calles a bordo de tranvías, al fotografiar los bellos mosaicos, al contagiarse de su vida nocturna en el Barrio Alto o al atrapar una postal del emblemático Puente 25 de Abril.