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Aruba, la isla feliz de las Antillas Menores

  • 30 marzo 2015 /

La isla presume 17 playas, todas públicas; es un pecado no recorrerlas, al menos es lo que advierte cualquier arubeño .

Oranjestad, Aruba.

Solo es necesario estar unas horas en Aruba para entender por qué los locales le llaman “la isla feliz”. Para empezar, sorprende su colorido. Llegando al puerto de Oranjestad, sobre el Lloyd G. smith Boulevard, lo primero que se puede observar son simpáticas casitas pintadas de azul, rosa, amarillo o verde.

Su arquitectura evoca antiguas edificaciones coloniales estilo holandés, pues Aruba pertenece al reino de los Países Bajos desde el siglo 17. La mayoría de estas construcciones funcionan como tiendas. Hay desde esmeraldas, tanzanitas y diamantes hasta las típicas playeras y tazas.

Foto: La Prensa

Cuando comienzan a llegar los yates y sus tripulantes bajan para cenar o pasar la noche en algún club nocturno, esta zona es el corazón gastronómico y de parranda de la isla.

La fiesta, cuentan los locales, dura hasta la madrugada, por eso es complicado encontrar establecimientos abiertos por la mañana; la mayoría abre mucho después del mediodía.

La isla presume 17 playas, todas públicas; es un pecado no recorrerlas, al menos es lo que advierte cualquier arubeño .

Para un buen bronceado y una vista espectacular, se recomienda Eagle Beach, nombrada en 2005 como la mejor playa del Caribe por Usa today.

Por la tarde, aparecen diferentes yates y pequeños barcos. Es el momento perfecto para capturar una bella postal. Si se trata de practicar esnórquel, la mejor opción es Malmok Beach, en donde apreciamos bellos arrecifes sin sumergirnos demasiado.

Y para aquellos atrevidos que preguntan qué más tiene Aruba, siempre hay respuestas. Por ejemplo, visitar la Capilla de Alto Vista, al norte de la isla, encomendada a la reina del santísimo rosario y construida en 1750.

Foto: La Prensa

No es una gran catedral, tampoco tiene una arquitectura sobresaliente, pero su sencillez inspira tranquilidad, sin importar la religión que se profese. El Faro California es otro sitio que no debe faltar en el itinerario. Sus 30 metros de altura impresionan a cualquiera.