San Pedro Sula, Honduras. En las principales vías públicas de la ciudad de San Pedro Sula se aglutinan cientos de vendedores que no cuentan con un establecimiento para comercializar sus productos.
Según el Sindicato Nacional del Comercio Informal de Honduras, (Sincoinh), unos 8,000 vendedores ambulantes conforman la ocupación en el sector informal; distribuidos en los mercados El Dandy, Medina Concepción, El Rápido y el Central. Considerando las modalidades de este sector, se generan cerca de 200 mil empleos.
De manera detallada, de la población en edad laboral del país hay cerca de 900 mil personas que se dedican a este comercio, cifra que significa un incremento de 10% anual y constituye el 20% de la población ocupada en San Pedro Sula.
Las otras cifras corresponden al ámbito agropecuario, a las empresas, Gobierno e instituciones; es decir, los trabajadores subordinados que trabajan para unidades económicas formales. Este sector da oportunidad de trabajo a personas sin preparación académica y ofrece las ventajas de tener los costos más bajos con posibilidad de regatear el precio.
De este tipo de comercio se benefician las familias que trabajan con poco capital y manejan pequeñas cantidades de mercancías; la renta por el espacio es módico y con el tiempo logran formar grandes negocios que terminan creciendo en otros sectores de la misma ciudad.
A diario tratan de llamar la atención de los transeúntes para lograr vender comida, ropa, zapatos, jugos naturales, frutas, entre otros productos. Agustín Hernández hace 22 años dejó de laborar para una empresa en la que hacía labores de contador. Las técnicas que recibió en la universidad lo inspiraron a convertirse de un asalariado a un emprendedor.
Ha logrado sacar adelante a su familia vendiendo frutas y verduras. “El negocio es rentable”, manifiesta, “tengo casa y apartamentos. Si me hubiera quedado de asalariado jamás tuviera lo que tengo”, reconoció Hernández.
Comerciantes al igual que don Agustín se ganan la vida a diario vendiendo en sus pequeños negocios. Otro ejemplo es el negocio de tortillas de Josué Hernández y Carla Canales, una pareja que hace diez años se dedica a la elaboración y venta de tortillas de maíz. “Trabajábamos para una maquila, pero el sueldo era poco, es mejor dedicarse a lo propio”, expresaron.
En los negocios de los mercados se observan toda clase de artículos, ropa, mercadería de acuerdo a la temporada.“Anduve buscando trabajo, pero nunca encontré, conseguí unos lempiras y decidí multiplicarlos”, relata Carlos Paz, un comerciante ambulante que se dedica a la venta de hotdogs. Explica que lo más rentable es la venta de comida, pero necesita más capital.
