Tegucigalpa, Honduras.
Manos criminales terminaron con los sueños y aspiraciones de un jovencito dedicado a estudiar y trabajar.
El estudiante Jorge Ernesto Ayala Rojas fue encontrado muerto la madrugada de ayer en una hondonada de la colonia El Progreso, en la orilla del bulevar Fuerzas Armadas, de esta capital, adonde las autoridades reconocieron el cadáver y empezaron las investigaciones del caso.
El cuerpo fue ingresado como desconocido a la morgue de Medicina Forense, pero la tarde de ayer los padres y otros familiares del occiso lo identificaron.
Una fuente policial reveló que el infortunado habría muerto a causa de heridas de puñal, lo que se determinará a través de la autopsia.
Agentes de la Dirección Policial de Investigación (DPI) realizan una serie de averiguaciones orientadas a identificar a los autores materiales del crimen y a establecer los posibles motivos.
Un joven de bien
Los dolientes confirmaron que Ayala Rojas estudiaba el último año de ciclo básico en el Instituto Santa Clara de Asís de la colonia Ramón Amaya Amador y asistía a sus clases en la jornada de la mañana.
Después que salía del colegio se dirigía a trabajar con su padre en un taller de mecánica ubicado en la colonia El Álamo para ganar dinero y poder comprar lo que él necesitaba, según relataron los acongojados parientes.
La madre del malogrado jovencito relató que su hijo salió de su casa en la colonia 21 de Febrero, de Comayagüela, el lunes en horas de la mañana hacia su centro de estudios.
Tras finalizar las clases se presentó a su centro de trabajo como lo hacía todos los días a partir de la 1:00 pm.
Jorge Ernesto fue visto por última vez a las 5:00 pm cuando partió de regreso hacia su casa caminando por el bulevar de las Fuerzas Armadas.
La Policía presume que el muchacho fue raptado por individuos aún no identificados, quienes le quitaron la vida y lanzaron el cadáver por un precipicio de donde fue rescatado por elementos del Cuerpo de Bomberos.
“Yo soy una madre trabajadora, una mujer muy honrada que lavo y plancho para que mis hijos tengan la comida; no merezco que me hayan arrebatado a mi hijo en lo mejor de la vida”, expresó la acongojada progenitora sin ocultar su dolor.
Aseguró que Jorge Ernesto nunca había tenido problemas, era un muchacho que estudiaba y trabajaba.
“Mi hijo era una buena persona, era buen hijo, bien lindo”, expresó, al tiempo de agregar que su rutina diaria era del colegio a su trabajo y que no tenía ningún vicio. Los dolientes no se explican las causas por las cuales le quitaron la vida.
Según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), un total de 936 homicidios de estudiantes se registraron de 2010 a 2014, de los cuales el 3% (497) corresponde a alumnos de educación media, 14% (216) a nivel superior y 10% (90) a menores de edad que cursan su educación primaria.
Manos criminales terminaron con los sueños y aspiraciones de un jovencito dedicado a estudiar y trabajar.
El estudiante Jorge Ernesto Ayala Rojas fue encontrado muerto la madrugada de ayer en una hondonada de la colonia El Progreso, en la orilla del bulevar Fuerzas Armadas, de esta capital, adonde las autoridades reconocieron el cadáver y empezaron las investigaciones del caso.
El cuerpo fue ingresado como desconocido a la morgue de Medicina Forense, pero la tarde de ayer los padres y otros familiares del occiso lo identificaron.
Una fuente policial reveló que el infortunado habría muerto a causa de heridas de puñal, lo que se determinará a través de la autopsia.
Agentes de la Dirección Policial de Investigación (DPI) realizan una serie de averiguaciones orientadas a identificar a los autores materiales del crimen y a establecer los posibles motivos.
Jorge Ernesto Ayala (17) era estudiante de secundaria y vivía en la colonia capitalina 21 de Febrero.
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Los dolientes confirmaron que Ayala Rojas estudiaba el último año de ciclo básico en el Instituto Santa Clara de Asís de la colonia Ramón Amaya Amador y asistía a sus clases en la jornada de la mañana.
Después que salía del colegio se dirigía a trabajar con su padre en un taller de mecánica ubicado en la colonia El Álamo para ganar dinero y poder comprar lo que él necesitaba, según relataron los acongojados parientes.
La madre del malogrado jovencito relató que su hijo salió de su casa en la colonia 21 de Febrero, de Comayagüela, el lunes en horas de la mañana hacia su centro de estudios.
Tras finalizar las clases se presentó a su centro de trabajo como lo hacía todos los días a partir de la 1:00 pm.
Jorge Ernesto fue visto por última vez a las 5:00 pm cuando partió de regreso hacia su casa caminando por el bulevar de las Fuerzas Armadas.
La Policía presume que el muchacho fue raptado por individuos aún no identificados, quienes le quitaron la vida y lanzaron el cadáver por un precipicio de donde fue rescatado por elementos del Cuerpo de Bomberos.
“Yo soy una madre trabajadora, una mujer muy honrada que lavo y plancho para que mis hijos tengan la comida; no merezco que me hayan arrebatado a mi hijo en lo mejor de la vida”, expresó la acongojada progenitora sin ocultar su dolor.
Aseguró que Jorge Ernesto nunca había tenido problemas, era un muchacho que estudiaba y trabajaba.
“Mi hijo era una buena persona, era buen hijo, bien lindo”, expresó, al tiempo de agregar que su rutina diaria era del colegio a su trabajo y que no tenía ningún vicio. Los dolientes no se explican las causas por las cuales le quitaron la vida.
Según el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah), un total de 936 homicidios de estudiantes se registraron de 2010 a 2014, de los cuales el 3% (497) corresponde a alumnos de educación media, 14% (216) a nivel superior y 10% (90) a menores de edad que cursan su educación primaria.