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06:17 PM

'Nunca pensé que le iba a pasar eso a mi niño”

  • 13 noviembre 2016 /

Datos preliminares indican que el menor fue abusado sexualmente y luego estrangulado por su victimario.

Comayagüela, Honduras.

La delincuencia le arrebató la vida a Gabriel Antonio Pérez Martínez, un niño de 10 años de origen nicaragüense que fue encontrado sin vida ayer en las cercanías del río Choluteca, al final de la sexta calle, colindante con la primera avenida de Comayagüela.

Datos preliminares indican que el menor fue abusado sexualmente y posteriormente estrangulado por su victimario.

Gabriel Antonio había llegado al país hace cuatro días procedente de una comunidad de Nicaragua, junto con su padre Raúl Ernesto Pérez, un humilde comerciante de productos en pequeña escala, los cuales ofrece desde hace 15 años en los mercados y parques capitalinos.

Ante el hallazgo del cuerpo de su hijo, el acongojado padre relató que “mi chavalito nunca se había salido del parque, siempre que se desaparecía por un rato lo encontraba ahí cerca”.

Con lágrimas y con voz entrecortada, Pérez aseguró que la última vez que lo vio fue alrededor de las 6:00 pm. Ambos llegaron desde temprano a la plaza central de la capital a vender alcitrones, el producto que decidieron comercializar en este viaje a Honduras.

“Estaba lleno el parque y le dije: no te me perdás, tené cuidado, cuando lo empecé a buscar ya no estaba, fue algo de repente”, confesó su padre.

Foto: La Prensa

El cadáver fue levantado ayer domingo.
“Siempre nos encontrábamos en el parque, cuando él me vendía una bolsa de alcitrones regresaba y me decía: papá, ya está”, recordó don Raúl. El reloj marcaba las 8:00 pm y en ese momento la preocupación aumentó al máximo para su padre: su niño no aparecía por ningún lado.

El temor era que su hijo hubiera cruzado cualquiera de las calles adyacentes a la plaza central, y en efecto eso ocurrió.

Otra vendedora ambulante en las cercanías del Congreso Nacional le dijo que el niño había estado en esa zona. La angustia se apoderó de don Raúl. “Yo me sentía feliz con él aquí, nunca pensé que me le iba a pasar eso a mi niño y la forma en la que me lo desaparecieron”, manifestó el padre del menor, con el dolor y la impotencia dibujados en el rostro.

El desconsolado comerciante aseguró que siguió en la búsqueda de su niño hasta medianoche del sábado; sin embargo, debido a la delincuencia que impera en la zona, uno de sus amigos hondureños fue asaltado y desistieron de la misma.

Gabriel Antonio había terminado el cuarto grado de primaria en el municipio de Nandasmo, Masaya, Nicaragua, de donde era originario; su padre lo trajo para que le ayudara con sus ventas. “Le hice un ganchito para que vendiera mi chavalo y miren lo que pasó”, dijo Pérez.