21/06/2025
06:00 AM

Muere Flavio Ortega tras un mes de agonía

El brasileño-hondureño Flavio Ortega murió este día convencido de que él podía volver a clasificar a Honduras a un mundial de fútbol, porque era 'un entrenador exitoso', de lo que no dejó ninguna duda.

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El brasileño-hondureño Flavio Ortega murió este día convencido de que él podía volver a clasificar a Honduras a un mundial de fútbol, porque era 'un entrenador exitoso', de lo que no dejó ninguna duda.

Sus esperanzas de llevar a Honduras a un mundial las mantuvo vivas hasta diciembre pasado, cuando la Comisión de Selecciones de la Federación Nacional Autónoma de Fútbol, Fenafuth lo nombró técnico interino para dirigir el equipo que participará en el torneo Copa de Naciones, en El Salvador, del 8 al 18 de febrero.

Para entonces, ya la Fenafuth había decidido que el entrenador que buscará la clasificación al Mundial de Sudáfrica 2010 sería un extranjero, el colombiano Reinaldo Rueda, quien fue contratado el 25 de enero pasado.

Honduras sólo ha ido a una final mundialista, a la de España 1982.

Una hemorragia cerebral, sufrida el 6 de enero pasado, acabó con los sueños de Flavio Ortega, quien se caracterizó por ser 'un hombre muy serio y amante del fútbol y su familia', según lo definió su esposa, la hondureña Ligia Hernández de Ortega, con quien tuvo tres hijos.

Flavio, de padre y abuelo españoles, expresó en varias oportunidades que él había demostrado ser un técnico exitoso en los equipos hondureños que jugó y dirigió, lo mismo que en la selección nacional como en torneos de la Uncaf y la Copa de Oro, en Estados Unidos, en 1991, donde perdió el primer lugar en tanda de penaltis.

'He demostrado que soy un técnico exitoso, considero que puedo clasificar a la selección a un mundial, vamos a seguir esperando', comentó Ortega a finales de 2006, cuando dirigía al Olimpia, de Tegucigalpa.

En 2006 también estuvo dirigiendo provisionalmente una selección de Honduras para cumplir varios compromisos internacionales que la Fenafuth había contraído.

En el fútbol hondureño jugó para los equipos Marathón y Real España, de San Pedro Sula, norte, y el Atlético Español Verdún, de Tegucigalpa.

Como entrenador dirigió en Honduras al Real España, Marathón y Olimpia, a los que hizo campeón, lo mismo que al Motagua y Platense, en los que también dejó su sello personal.

El 17 de noviembre de 2005, cuando Ortega dirigía al Platense, de Puerto Cortés, en el Caribe de Honduras, sufrió un accidente de tráfico que le mantuvo hospitalizado durante varios días.

Su amor por el fútbol incluso le llevó a dirigir un par de partidos al Platense desde el mismo hospital en el que se recuperaba.

En 1994 llevó al Sport Cartaginés de Costa Rica al título de campeón de la Concacaf, y en Guatemala dirigió al Municipal y al Zacapa.

Su esposa recuerda que Flavio llegó a Honduras tras un brote de tifoidea en Usulután, El Salvador, donde jugaba en 1968 con otros compatriotas suyos.

Flavio pensó en regresar a Brasil por el brote de tifoidea en El Salvador, pero tenía que viajar a Honduras a dejar una carta que un amigo le enviaba a Carlos Consani, otro brasileño que jugaba en San Pedro Sula.

'Así fue que llegó a San Pedro Sula y se quedó para siempre', añadió anoche su esposa, quien además recordó que con Flavio, con quien estuvo casada durante 37 años, 'fue un amor a primera vista'.

Aquella relación nació en 1969 en un vuelo entre San Pedro Sula y la caribeña ciudad puerto de La Ceiba, donde jugarían el Marathón -equipo de Flavio Ortega- y el Vida.

Ligia, quien entonces estaba recién llegada de estudiar de Estados Unidos y era activista del Marathón, dice que tomó la iniciativa de entrar en conversación con Flavio, y no se le ocurrió otra cosa que preguntarle 'cuántos goles va a meter'.

'Recuerdo que él me respondió: cuántos quiere usted que meta. Así fue que nos conocimos', añadió Ligia en su relato, quien además informó de que Flavio también estaba tramitando la nacionalidad española.

Flavio Ortega deja en Honduras una familia, múltiples amistades y una huella imborrable en el fútbol de este país, en el que en una temporada convirtió 18 goles, récord que costó más de una década para ser batido.