Julio César Flores Santos, 45, un ebanista constructor de carrocerías de camiones, fue ultimado la madrugada de ayer por un ayudante suyo en el taller Norman de la aldea de Yojoa.
Según el informe preliminar en manos de la Policía, Julio César llegó hace un mes a trabajar a ese taller, en el que ya se encontraba laborando como ayudante un tipo conocido sólo como Abel, de unos 25 años.
Éste abandonó su trabajo para irse a una aldea vecina, pero el sábado por la noche llegó muy temprano e invitó a beber aguardiente a Julio César, que vivía en un cuarto de madera en el mismo taller.
Horas después empezaron a discutir y Abel sorprendió al ebanista clavándole un puñal en el abdomen. Como era ya medianoche, el homicida cerró la puerta del cuarto y salió sigilosamente sin que nadie lo viera.
El occiso deja dos hijas de 7 y 9 años, que viven con sus hermanas, pues su esposa falleció en el parto de la última niña. Sus hermanas llegaron a recoger su cuerpo, muy dolidas por el crimen.