24/04/2024
11:57 AM

#Reconstruyamos

El Cuerpo de Bomberos dice que, según sus investigadores, el incendio ocurrió “de manera accidental”. Habitantes aseguran que una mujer dejó una vela encendida

incendio

Las lenguas de fuego tronaban como ráfagas de disparos y se arremolinaban brutalmente sobre las viviendas de la calle Vietnam de Punta Caliente. En la medida que avanzaban, el infierno se hacía más grande y se convertía en un monstruo difícil de parar.

A las 2:45 am del pasado sábado, decenas de hombres saltaron de sus camas y salieron a lanzar desesperadamente baldes de agua contra las llamas, pero jamás lograron contenerlas, hasta que llegaron los helicópteros de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) varias horas después.

El incendio, sin precedentes, devastó entre el 30% y el 40% del cayo de Guanaja, sede del gobierno local de este municipio, con una población de unos 6,000 habitantes, distribuidos, además, en las comunidades de East End, Mangrove Bight y Savannah Bight (en la isla grande).

El incendio dejó a más de 2,500 personas damnificadas, 90 viviendas destruidas y 136 dañadas, según el recuento de daños de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), y una isla sumergida en una crisis humanitaria que espera el apoyo del Gobierno y la solidaridad de los habitantes de tierra firme.

Terry Brooks, isleño que vivía a 30 metros de la casa donde se originó el incendio, le informó a Diario LA PRENSA que el siniestro comenzó entre las 2:30 y 3:00 am del sábado y se prolongó hasta la tarde porque no lograron contenerlo con los pocos baldes que lanzaban en un principio.

“Según vecinos míos, la muchacha que vivía en la casa dejó una candela encendida y se cayó. Yo en ese momento estaba dormido, pero me desperté porque la gente estaba gritando que había fuego en la casa que está a unos 30 metros de la mía. La muchacha se llama Irsa. Ella tiene un problema, consume drogas, y no tenía electricidad en su casa, por eso siempre se iluminaba con candelas”, relató Brooks, de 47 años.

Brooks, quien ahora está albergado junto con su esposa, saltó de la cama y se incorporó al grupo de hombres que intentaron inicialmente sofocar las llamas, que “eran demasiado grandes, tronaban, se hacían remolinos y se trasladaban muy rápido de casa a casa, como un ‘domino effect’ (efecto dominó)”.

“El fuego era muy grande. Nosotros no podíamos combatirlo con pequeños baldes. Al principio tuvimos que parar porque había electricidad y nos podíamos electrocutar. Mientras esperábamos que quitaran la electricidad, el fuego progresó y se extendió muy rápido. Yo perdí como unos L500,000 en esta tragedia. Parece que el Gobierno prometió construir 50 casas, yo me anoté, pero no se si lograré esa ayuda porque hay más de 130 casas destruidas, como el 35% del cayo quedó destruido”, dijo Brooks, quien calificó el incendio “como algo muy terrible, peor que un huracán”.

Helicópteros de la Fuerza Aérea Hondureña hicieron 325 descargas de agua sobre las lenguas de fuego en el momento que consumían las viviendas. En total, lanzaron 130,000 galones en cuatro horas de ininterrumpido trabajo.

Kevin Bodden, otro isleño que ahora está en un albergue, abriga la esperanza de que “el Gobierno ayude a reconstruir las casas porque, la verdad, sin ayuda nadie podrá recuperarse y salir de esta gran crisis que dejó el incendio”.

“Yo estuve luchando frente al fuego. Yo con otros amigos fuimos los primeros cinco que comenzamos a lanzar agua. Se dice, pero yo no lo puedo afirmar, que una muchacha dejó encendida una candela, pero la muchacha que dejó encendida la candela, minutos antes de que yo mirara el fuego, ella estaba conmigo limpiando las botellas en el bar y recogiendo la basura”, dijo Bodden a Diario LA PRENSA.

Bodden cerró el bar a las 2:45 y salió del negocio a las 2:50. Cuando miró hacia el este del cayo “había una bola anaranjada en el cielo”. “Entonces yo le dije a mi mujer: ‘ese es fuego’, y salimos corriendo a levantar a los cipotes, que estaban durmiendo. Yo les dije: ‘levántense’, y con unos amigos nos fuimos a pelear con el fuego”, relató.

Ayer, el Cuerpo de Bomberos, publicó en su cuenta de Twitter: “De manera accidental sería una de las hipótesis más fuertes lo que provocó el incendio en el cayo de Guanaja, según nuestros investigadores”.

De acuerdo con Bodden, tras correr la información que “la muchacha era la responsable”, muchos “la golpearon”; sin embargo, elementos de la Fuerza Naval de Honduras “se la llevaron para darle protección”. “Ella consume drogas, pero no es una mala persona. Es adicta a la droga”.

“Lastimosamente no quitaron la electricidad y nos estaba golpeando la energía. Para no electrocutarnos nos tiramos al mar. Gracias a Dios que esa corriente no pegó en el mar. A los 20 minutos llegaron más personas a ayudar, pero el incendio ya había pasado a cuatro casas. Cuando nosotros volvimos a pelear con el fuego, las llamas nos rodearon. En ese momento había unas 10 casas quemadas. Yo me corté el pie y me golpeé la espalda en esta lucha”, dijo Bodden.

Mack Yovanne Bennett, coordinador de la Comisión de Comunicación, Alerta y Monitoreo de Guanaja, le comentó a Diario LA PRENSA que el incendio tenía fuerza para acabar con todo el cayo, pero los “esfuerzos enormes de la Fuerza Aérea de Honduras evitaron una catástrofe más grande”.

“Nosotros recibimos la alerta alrededor de las 2:30 de la mañana, y a las 4:00 de la tarde aún estaban apagando el fuego. Como a las 10:30, casi a las 11:00 de la mañana, recibimos la asistencia de los helicópteros de la Fuerza Aérea. Llegaron con las bolsas especiales para tirar agua. Honestamente, si no hubiese sido por ellos, la situación sería otra. La mecánica local que teníamos estaba agotada y el fuego estaba arreciando”, manifestó. “Hemos tenido el apoyo de la Fuerza Naval, que estaba desde temprano en los dos apostaderos. Supieron responder Copeco, la Policía Nacional, Policía Municipal. Después llegaron de Roatán y un guardacostas y lanchas rápidas. La respuesta fue muy buena”.

Bennett expresó que Guanaja agradece “al pueblo hondureño por la solidaridad que está mostrando en esta tragedia”.