04/12/2025
02:08 PM

Dramático relato de náufrago en alta mar

Las autoridades mexicanas descartaron la presencia de hondureños entre los tripulantes de un buque con bandera panameña.

    Las autoridades mexicanas descartaron la presencia de hondureños entre los tripulantes de un buque con bandera panameña que naufragó en las costas de Cancún, México.

    La embarcación Sea Pet I transportaba combustible de Ciudad del Carmen, Campeche rumbo a la isla de Roatán, Honduras.
    Eusen Iván Córdova Gutiérrez, 25, originario de Panamá forma parte de los 11 tripulantes del buque carguero. Junto a sus compañeros se lanzó al agua para llegar a las lanchas salvavidas.

    Su instinto de supervivencia le hizo, ayudado por su habilidad para nadar, llegar a una de estas pequeñas embarcaciones, pero su primer oficial no tuvo la misma suerte. Su sobrepeso y la pérdida del chaleco salvavidas lo dejó a merced de un mar embravecido. Eusen no lo pensó y se lanzó al agua para tratar de ayudarlo. Esto significó que ambos perdieran el bote que representaba la vida o la muerte en ese momento. Más de 20 horas estuvo a la deriva y es el último sobreviviente del carguero que hoy está en el fondo del mar a 4,600 metros.

    La historia de Eusen Córdova fue relatada por el comandante del Buque 161 Patrulla Oceánica, el capitán David Caracas Uribe.

    El panameño saltó al agua y subió a la lancha salvavidas, pero al volver la vista se percató de que el primer oficial comenzaba a alejarse con la corriente.

    Christian Rodríguez Correa era el nombre del primer oficial del barco. En total fueron nueve los que lograron permanecer en las balsas. Eusen al ver que la vida del primer oficial estaba en peligro, a riesgo de la suya propia lo alcanzó y permaneció con su compañero por un tiempo.

    Se ataron con una cuerda para no perderse. De esta forma intentó llegar a la balsa, pero el peso del primer oficial finalmente lo alejó de su salvación. Durante la noche, la cuerda que los mantenía unidos se soltó. Lo tuvo a la vista por unas horas, pero cerca de las dos de la mañana del domingo lo perdió. Esa fue la última vez que Eusen vio a su compañero.

    Drama en altamar

    El relato de uno de los sobrevivientes que publicó Sipse.com. Eusen Iván Córdova Gutiérrez tiene 25 años y es de Panamá, forma parte de los 11 tripulantes del buque carguero panameño que se hundió a 270 kilómetros al sureste de la isla de Cozumel. Junto a sus compañeros se lanzó al agua para llegar a las lanchas salvavidas.


    Su instinto de supervivencia le hizo, ayudado por su habilidad para nadar, llegar a una de estas pequeñas embarcaciones, pero su primer oficial no tuvo la misma suerte. Su sobrepeso y la pérdida del chaleco salvavidas lo dejó a merced de un mar embravecido.
    Eusen no lo pensó y se lanzó al agua para tratar de ayudarlo. Esto significó que ambos perdieran el bote que representaba la vida o la muerte en ese momento. Más de 20 horas estuvo a la derivaba y es el último sobreviviente del carguero que está en el fondo del mar a cuatro mil 600 metros.

    La historia de Eusen Córdova fue relatada por el comandante del Buque 161 Patrulla Oceánica, Clase Oaxaca, el capitán David Caracas Uribe. A ellos no se les permitió hacer declaraciones. El comandante del P161 narró la historia que a su vez le relató Eusen Iván.


    El panameño saltó al agua y subió a la lancha salvavidas, pero al volver la vista se percató de que el primer oficial comenzaba a alejarse con la corriente. Ese día la onda tropical número tres provocó vientos de 50 kilómetros por hora con rachas de hasta 60. Las olas llegaron a los tres metros de altura.

    Christian Rodríguez Correa era el nombre del primer oficial del barco que salió de Ciudad del Carmen (Campeche) con destino a Roatán (Honduras). En total fueron nueve los que lograron permanecer en las balsas.


    Eusen al ver que la vida del primer oficial estaba en peligro, a riesgo de la suya propia lo alcanzó y permaneció con su compañero por un tiempo. Se ataron con una cuerda para no perderse. De esta forma intentó llegar a la balsa, pero el peso del primer oficial era un lastre y finalmente la corriente lo alejó de su salvación.

    Durante la noche, el cabo que los mantenía unidos se soltó. Lo tuvo a la vista por unas horas, pero cerca de las dos de la mañana del domingo lo perdió. Esa fue la última vez que Eusen vio a su compañero. El mar se lo llevó.


    Estaba solo por su cuenta, únicamente mantenido a flote por un aro salvavidas y así fue como lo encontró la tripulación del P161 de la Secretaría de Marina Armada de México.


    Mientras se acercaba una lancha rápida que se transporta en el buque patrulla, Eusen movía las manos para revelar su ubicación. Sobre su cabeza había una gorra con la figura del Che Guevara.


    El subir a la lancha no fue fácil. Fueron necesarios tres intentos, pero finalmente ya sobre la cubierta de esta respiró aliviado. En su mano derecha estaba la gorra con la imagen del Che. Más de 20 horas estuvo ahí, la mayor parte del tiempo solo.


    Ya en el P161, al igual que sus compañeros, recibió atención médica, comida y descansó. Eusen Iván hoy está vivo para contar que sobrevivió en el mar sólo con un aro flotador, con menos posibilidades de salir vivo de este momento, pues sus compañeros estaban en lanchas.


    El y sus nueve compañeros fueron rescatados por héroes anónimos: los tripulantes del P161 de la Armada de México.

    Diez familias tienen hoy que agradecer que salvaran a un padre, un hermano, un tío, sobrino, a un hijo. Muchas madres no tendrán que llorar gracias a la oportuna intervención de los marinos mexicanos.