Tegucigalpa, Honduras.
Brayan Josué Colindres (13) se preparaba para un partido de fútbol con sus compañeros después de participar en un programa para celebrar el Día del Padre en su iglesia cuando su corta vida llegó a su fin.
El niño murió arrollado por un vehículo el pasado jueves en la aldea El Chimbo, Santa Lucía, Francisco Morazán.
El menor pereció al instante cuando Gerlem Ariel Rodríguez perdió el control del automóvil y se salió del carril al regresar de Santa Lucía a Tegucigalpa.
Ayer, los familiares aseguraban que el conductor permanecía bajo arresto mientras se determinan las causas del accidente.
El jueves, Brayan había salido de su casa a una pulpería cerca de la carretera.
Según Saritza Medina, hermana del menor, este había salido al negocio a comprar dulces y estaba parado en la orilla de la carretera cuando ocurrió la tragedia. “Es doloroso. Siempre lo voy a recordar; era mi niño precioso. Solo le pido a Dios que me dé fortaleza de seguir en el buen camino para algún día volvernos a encontrar”, dijo la joven.
Con solo 13 años, Brayan se robó el corazón de todos los que lo conocieron.
Todos en su comunidad lo describen como un niño modelo que disfrutaba de la compañía de su familia y amigos y, sobre todo, de su gran amor: el fútbol.
Una gran manta del FC Barcelona arropó su féretro durante su velorio.
En una pequeña iglesia de madera se congregaron muchos de los conocidos de la familia del menor para darle el último adiós.
Brayan Josué Colindres (13) se preparaba para un partido de fútbol con sus compañeros después de participar en un programa para celebrar el Día del Padre en su iglesia cuando su corta vida llegó a su fin.
El niño murió arrollado por un vehículo el pasado jueves en la aldea El Chimbo, Santa Lucía, Francisco Morazán.
El menor pereció al instante cuando Gerlem Ariel Rodríguez perdió el control del automóvil y se salió del carril al regresar de Santa Lucía a Tegucigalpa.
Ayer, los familiares aseguraban que el conductor permanecía bajo arresto mientras se determinan las causas del accidente.
El jueves, Brayan había salido de su casa a una pulpería cerca de la carretera.
Según Saritza Medina, hermana del menor, este había salido al negocio a comprar dulces y estaba parado en la orilla de la carretera cuando ocurrió la tragedia. “Es doloroso. Siempre lo voy a recordar; era mi niño precioso. Solo le pido a Dios que me dé fortaleza de seguir en el buen camino para algún día volvernos a encontrar”, dijo la joven.
Con solo 13 años, Brayan se robó el corazón de todos los que lo conocieron.
Todos en su comunidad lo describen como un niño modelo que disfrutaba de la compañía de su familia y amigos y, sobre todo, de su gran amor: el fútbol.
Una gran manta del FC Barcelona arropó su féretro durante su velorio.
En una pequeña iglesia de madera se congregaron muchos de los conocidos de la familia del menor para darle el último adiós.
