Tegucigalpa, Honduras
Desconocidos acribillaron a tres jóvenes la noche del viernes anterior en el mercadito Tapatota, en la zona 2 de la colonia Cerro Grande, Comayagüela.
Dos de las víctimas eran comerciantes y uno estaba por graduarse de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah).
Según testigos, los ahora occisos y otros dos que sobrevivieron al ataque se encontraban frente al negocio.
Pocos minutos después de que estos ingresaron al establecimiento se escucharon ráfagas de disparos.
Víctor Ricardo Segovia Carbajal, herido de gravedad, trató de refugiarse, pero murió por los tiros recibidos.
Ricardo trabajaba en una vidriería, la cual es negocio familiar, además era padre de una niña de un año y medio.
En el hecho violento también fue asesinado Sergio David álvarez, propietario del negocio y conocido en la zona como Tapatoca. Él quedó tirado en la acera del mercadito. El comerciante era originario de la aldea Tapatoca en Choluteca, pero desde hace cinco años residía en la colonia Cerro Grande, de Tegucigalpa, y hace cuatro años instaló el mercadito.
Familiares lloraron desconsolados por los asesinatos.
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Sergio era padre de un niño de tres años y era el segundo de cinco hijos.
Aparte de tener el negocio, en temporada escolar transportaba estudiantes de diferentes escuelas y los fines de semana viajaba si era contratado por personas particulares.
“Siempre fue muy trabajador”, aseguró un hermano suyo.
También fue asesinado en el ataque Saíd Josué Ordóñez Escobar, él estaba por graduarse de arquitecto en la Unah. Durante el ataque, Saíd trató de huir en el microbús blanco de Sergio, pero ya había sido herido de gravedad, por lo que se estrelló contra una casa. Fue llevado a la sala de emergencia del Hospital Escuela Universitario (HEU), adonde falleció a los pocos minutos. Los familiares de las víctimas se mostraron consternados por la tragedia.
Los sobrevivientes al ataque no dejaban de llorar al ver como retiraban los cadáveres de sus amigos de la morgue del Ministerio Público.
Hasta ahora, se tiene como primera hipótesis que el crimen habría sido por negarse a pagar extorsión a los integrantes de una de las maras que opera en el lugar, dijo una fuente policial. Aseguró que varias veces los antisociales llegaron a cobrar extorsión, pero no se les pagó.
Los responsables del crimen aún no han sido atrapados.