Una multitudinaria feligresía celebró ayer el Domingo de Ramos, donde la fe y devoción por Jesús fueron los protagonistas del inicio de la Semana Santa.
Este fue el primer año, tras la pandemia, que los católicos participaron en todos los actos tradicionales, que iniciaron con la bendición de los ramos y palmas en el instituto María Auxiliadora.
La devota congregación rememoró la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén en medio de una multitud que lo aclamó como el Mesías, es por eso que agitando sus ramos alzaron cánticos de júbilo y algarabía para el rey de reyes.
Luego se realizó la procesión hasta la catedral San Pedro Apóstol, donde monseñor Miguel Lenihan presidió por primera vez la misa.

Liturgia
“Muchas veces pensamos que lunes, martes y miércoles no tienen significado, pero sí, cada día, tiene su significado, el lunes es un día dedicado a orar por los enfermos y son muchos los enfermos que viven el calvario y la cruz de la enfermedad cada día, el lunes puede ser un día importante para visitarlos, darles alegría”.
El arzobispo manifestó que el Martes Santo es para orar por los difuntos y el Miércoles Santo para orar por los privados de libertad, los que injustamente están encarcelados, como lo estuvo Cristo.
Durante esta semana se rememora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Un tiempo que debe ser dedicado a la oración y reflexión, dijo monseñor.
“Hay varios aspectos de la pasión que son importantes, el primero es el amor, Cristo murió en la cruz por amor a cada uno de nosotros, Él siempre decía amémonos los unos a los otros. Otro aspecto es la paciencia, Cristo nos da un gran ejemplo de paciencia, pidamos a Dios hoy, que nos dé paciencia, otro aspecto es la confianza total de Jesús en su padre, que se haga tu voluntad y no la mía y el perdón, Cristo perdona, perdónalos Señor porque no saben lo que hacen”.

Agregó que el mundo en que vivimos, un mundo dividido, con mucho odio y venganza, necesita mucho perdón y reconciliación. Al igual que en la historia bíblica, en el mundo hay personas buenas y malas, por lo que incentiva a los hondureños a preguntarse si ¿están con los buenos o los malos?
“No podemos ser indiferentes, la Semana Santa es para tomar decisiones, estoy con Cristo o estoy en su contra, y no podemos pensar en la pasión de Jesús sin pensar en la pasión diaria de muchas personas, también Honduras, hoy digamos, Honduras pasa por el calvario, por la pasión diaria, pero no perdamos la esperanza, porque creemos que Honduras puede resucitar con Cristo, puede salir de este calvario y ser un país de gloria”, dijo.
El líder católico espera que esta Semana Santa traiga a los hogares paz, perdón y amor.
En Tegucigalpa, el nuevo arzobispo, José Vicente Nácher, dijo en su mensaje: “Asistimos a las procesiones y viacrucis, pero solo adquirimos su significado profundo cuando participamos en las celebraciones litúrgicas del triduo pascual”.
