San Pedro Sula, Honduras.
Ella siente que sus sueños, esperanzas, temores y alegrías no son diferentes a los de otras personas. Su cuerpo es inusual, pero su corazón no, y así lo manifiesta en su primer libro denominado Ordinaria, Minda Cox, una extraordinaria mujer que viene a Honduras a dar ejemplo de vida y perseverancia.
Minda es originaria de la India, nació sin brazos ni piernas. En su país nacer con sus capacidades físicas le restaba probabilidades de vida.
El destino que Dios tenía preparado para la joven era desconocido para todos en aquel entonces, hoy tienen la certeza que el propósito de la vida de Minda es motivar a otros a través de sus experiencias.
San Pedro Sula será privilegiada este año, ya que Minda llega hoy a la ciudad.
Durante 23 días estará sirviendo de voluntaria en el Hogar de Niñas Pequeñas Rosas, adonde enseñará que no hay limitaciones físicas que impidan apoyar a las personas que en algún momento no encuentran sentido a la vida.
La joven realizará varias actividades durante su estadía, una de ellas es diseñar obras de teatro con las niñas del hogar, para luego con las historias hacer sus pinturas.
Según Diana Frade, fundadora del Hogar de Niñas Pequeñas Rosas, Minda quiere enseñar a las personas en Honduras que no importan las limitantes físicas, basta con ser valientes para afrontar las dificultades. Si una persona sin brazos ni piernas no tiene miedo a vivir, otra que cuenta con sus extremidades no tiene por qué temer, ya que Dios está en todo momento.
Estrella de buenas nuevas
La primera bendición que Minda tuvo después de nacer fue a su madre adoptiva Cathy Cox, quien se enteró de que la pequeña de siete meses de nacida había sido abandonada por su condición física.
Desde muy temprana edad ella aprendió a valerse por sí misma, una de sus aficiones -además del arte- es la cocina. Su madre le enseñó a preparar sus alimentos para no depender de nadie.
Minda es una reconocida artista, la pintura con acuarelas es de sus favoritas. “Me gusta la sensación de movimiento y la libertad del agua y el color que trabajan en conjunto para producir aún más de lo que había imaginado primero. Me encanta también la incertidumbre sobre la manera exacta como va a salir una idea una vez que la pintura toca el papel mojado”, dijo Minda. Agrega que cuando descubrió que podía usar pluma y acuarela juntas empezó a desarrollar una nueva combinación de dibujos gestuales y pintura sobre pergamino.
“Mis obras de arte bailan cuando no puedo; mi pintura corre por mí cuando estoy atada a mi silla de ruedas. Los colores saltan y aplauden de alegría, aunque yo no pueda hacer ninguna de esas cosas aparte de mis obras de arte”.
Para Minda, su mayor fortaleza ha sido Dios, el ser supremo que la creó con la capacidad de ser creativa.
“Dios es mi motor, descubrir el regalo del arte en mí me da alegría y confianza que Dios me ha hecho a su imagen y me está llamando a usar mis dones del arte y el discurso para dar placer y expresar la belleza”, dijo Minda.
Ella siente que sus sueños, esperanzas, temores y alegrías no son diferentes a los de otras personas. Su cuerpo es inusual, pero su corazón no, y así lo manifiesta en su primer libro denominado Ordinaria, Minda Cox, una extraordinaria mujer que viene a Honduras a dar ejemplo de vida y perseverancia.
Minda es originaria de la India, nació sin brazos ni piernas. En su país nacer con sus capacidades físicas le restaba probabilidades de vida.
El destino que Dios tenía preparado para la joven era desconocido para todos en aquel entonces, hoy tienen la certeza que el propósito de la vida de Minda es motivar a otros a través de sus experiencias.
San Pedro Sula será privilegiada este año, ya que Minda llega hoy a la ciudad.
Durante 23 días estará sirviendo de voluntaria en el Hogar de Niñas Pequeñas Rosas, adonde enseñará que no hay limitaciones físicas que impidan apoyar a las personas que en algún momento no encuentran sentido a la vida.
La joven realizará varias actividades durante su estadía, una de ellas es diseñar obras de teatro con las niñas del hogar, para luego con las historias hacer sus pinturas.
Según Diana Frade, fundadora del Hogar de Niñas Pequeñas Rosas, Minda quiere enseñar a las personas en Honduras que no importan las limitantes físicas, basta con ser valientes para afrontar las dificultades. Si una persona sin brazos ni piernas no tiene miedo a vivir, otra que cuenta con sus extremidades no tiene por qué temer, ya que Dios está en todo momento.
Estrella de buenas nuevas
La primera bendición que Minda tuvo después de nacer fue a su madre adoptiva Cathy Cox, quien se enteró de que la pequeña de siete meses de nacida había sido abandonada por su condición física.
Desde muy temprana edad ella aprendió a valerse por sí misma, una de sus aficiones -además del arte- es la cocina. Su madre le enseñó a preparar sus alimentos para no depender de nadie.
Minda es una reconocida artista, la pintura con acuarelas es de sus favoritas. “Me gusta la sensación de movimiento y la libertad del agua y el color que trabajan en conjunto para producir aún más de lo que había imaginado primero. Me encanta también la incertidumbre sobre la manera exacta como va a salir una idea una vez que la pintura toca el papel mojado”, dijo Minda. Agrega que cuando descubrió que podía usar pluma y acuarela juntas empezó a desarrollar una nueva combinación de dibujos gestuales y pintura sobre pergamino.
“Mis obras de arte bailan cuando no puedo; mi pintura corre por mí cuando estoy atada a mi silla de ruedas. Los colores saltan y aplauden de alegría, aunque yo no pueda hacer ninguna de esas cosas aparte de mis obras de arte”.
Para Minda, su mayor fortaleza ha sido Dios, el ser supremo que la creó con la capacidad de ser creativa.
“Dios es mi motor, descubrir el regalo del arte en mí me da alegría y confianza que Dios me ha hecho a su imagen y me está llamando a usar mis dones del arte y el discurso para dar placer y expresar la belleza”, dijo Minda.
