Doña Lucrecia Rodríguez esperó más de cuatro horas frente a un consultorio del hospital Mario Rivas para ser atendida, pero eso nunca pasó debido a la huelga que inició este lunes y a la renuncia de varios médicos en el área de consulta externa.
La mujer de 81 años viajó desde Santa Bárbara, pues le habían dicho que la operarían por un problema de tiroides que padece desde hace un año.Con nostalgia contó que tuvo que vender tres de sus ocho gallinas, su único patrimonio, para costear los pasajes del autobús. “Vendí mis gallinitas porque no tenía dinero. Estamos aguantando hambre. No hemos tomado ni café porque no sabemos si ocuparemos el dinero para algún examen”, dijo con voz suave la anciana.
El sacrificio de doña Lucrecia fue en vano, pues así como llegó tuvo que volver a su casa: sin dinero y más enferma.“Solo quiero que me quiten esto. No puedo comer porque la pelota que tengo en la garganta me duele. Solo tomo líquidos y tortillas desechas, pero deseo comer normal otra vez porque me siento débil”, dijo con desesperación.
Esta es la segunda ocasión en menos de dos meses que le suspenden la cirugía por una huelga.“Vine en noviembre y nos dijeron que estaban en huelga y que regresáramos otro día, pero parece que hoy -ayer- tampoco podrán operarme”.