Los pacientes del hospital Mario Rivas deben esperar más de tres meses para ser atendidos en mejores condiciones en este centro hospitalario que está sumergido en la peor crisis de su historia.
Las promesas del presidente Porfirio Lobo Sosa de transformar y mejorar las condiciones del hospital llevan adelante importantes acciones, pero su ejecución tardará varios meses en completarse, no tres cómo él lo anunció el mes pasado.
En la sala de emergencias de dicho hospital se atienden a 750 personas al día y aunque solamente hay 550 camas para ellos, se ha logrado cubrir los espacios faltantes por el momento.
Las quejas de los familiares de los pacientes han bajado al menos esta temporada. “Hasta ahorita no me quejo, estoy en este pasillo con mi hijo que tiene asma, pero el suero y los medicamentos me los han traído ellos, no he tenido que comprarlos yo”, dijo Blanca Flores, mientras miraba a su familiar tendido en una de las camas.
El abastecimiento de medicamentos ha tenido una mejora sustancial. De un 20% que tenían hace un mes han pasado a un 40% y esta semana se espera llegar al 60%, informaron las autoridades de Salud. Para el 15 de diciembre la meta es recuperar la estabilidad al menos en materiales quirúrgicos como lo manifestó en su visita el mandatario.
El único medicamento escaso es el Coprofol; sin embargo, tal carencia es a nivel nacional. Otra de las promesas que tardará en ser cumplida es la habilitación de los ascensores para pacientes.
Actualmente solo el de mantenimiento está funcionando para uso de personal y de enfermos.
En ocasiones se vuelve motivo de discusiones entre ambos lados el uso de este servicio.
Según Javier Pastor, viceministro de Salud, ya se llegó a un acuerdo con la empresa encargada de reparar los tres ascensores que están sin funcionar y en tres meses estarían listos.
Aunque los salarios pendientes a más de 121 empleados se lograron pagar con un desembolso de L27 millones, la crisis sigue para los guardias que apenas ayer recibieron un mes de salario de los 14 pendientes que tiene el Gobierno con ellos. “Estamos hartos de tanta farsa contra nosotros, nos humillan en la calle porque le debemos a medio mundo y aquí solo son promesas”, dijo una de las guardias que reclamó airadamente al viceministro ayer en los pasillos del hospital.