San Pedro Sula, Honduras
Algunos duraron seis meses, un año, otros se retiraron antes de concluir el período y casi todos los últimos han permanecido hasta entregar el poder.
San Pedro Sula, el corazón industrial y económico de Honduras, ha tenido más de 150 alcaldes, entre conservadores y liberales, líderes edilicios que llegaron a través del voto popular o por nombramiento a causa de los azares de la agitada política hondureña, incluso, centroamericana.
Dentro de la forma de gobierno republicana, democrática y representativa,
1 año
Entre 1844 y 1890, los alcaldes, en su mayoría, ejercían el cargo durante un corto tiempo.
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establecida en la Constitución de 1982, la ciudad eligió como primer alcalde a Juan Fernando López (1982–1985) y desde entonces, hasta la fecha, ha contado con 13 administraciones dirigidas por ciudadanos del Partido Liberal y Partido Nacional.
La historia edilicia de la ciudad aún no ha sido contada con precisión porque los últimos herederos del poder han visto con desdén esa información y han desechado la fuerza que aporta para forjar el futuro.
Sin embargo, bajo la administración del alcalde Armando Calidonio, un equipo de investigadores del Archivo Histórico Municipal, constituido por Alexander Zerón Alvarado, Andrés Castellanos López y Eliseo Fajardo, jefe de ese departamento en los últimos 3 años, ha revisado documentos antiguos, entre ellos todas las actas de las sesiones, para reescribir la crónica oficial.
Dentro de poco, el Archivo Histórico publicará: “Cuadernos de trabajo, proceso administrativo de la gestión municipal 1800-2018, que borrará las imprecisiones”.
San Pedro Sula, con título de ciudad que data de 1548, al igual que el resto de municipios, ha cruzado diferentes umbrales históricos (independencia de España, separación de Santa Bárbara y golpes de Estado) que han determinado la forma y procedimientos de elección de sus autoridades.
“En 1839 surgió el sistema político administrativo hondureño porque fracasó la federación centroamericana. Los países optaron por separarse de la dinámica de la alianza federal y así San Pedro Sula comenzó con el sistema de alcaldes en 1844 con el señor Albino Villavicencio”, explicó Eliseo Fajardo.
Durante muchos años del siglo XVII, cuando San Pedro Sula perteneció al departamento de Santa Bárbara, los ciudadanos, bajo el esquema de cabildo (no de municipalidad) eligieron a autoridades locales por un período de un año.
En ese contexto, ciudadanos que gozaron de credibilidad y respeto ocuparon el cargo en varias ocasiones, como Antonio Guillén (en 1881, 1883, 1885, 1888, 1890, 1891, 1902, 1905), igualmente su hijo Pedro Guillén (en 1921, 1924 y 1925).
“En 1893, cuando apareció configurado el departamento de Cortés, con una cabecera y gobiernos municipales, vino una secuencia de alcaldes que ha respondido a las legislaciones aprobadas”, dijo.
A partir de 1920, la ciudad comenzó a observar una estructura de gobierno local más organizada que evolucionó hasta en la década de 1990, cuando el Congreso Nacional aprobó la Ley de Municipalidades (publicada en La Gaceta del 18 de febrero de 1993).
Pero antes, una vez que los dos partidos (Liberal, fundado en 1891, y Nacional, fundado 1902) aparecieron en el escenario y se constituyeron como fuerzas antagónicas los ciudadanos comenzaron a elegir bajo banderas que simbolizan sus ideologías.
En 2002, cuando Óscar Kilgore (2002-2006) desempeñó el cargo de alcalde, surgió la figura del vicealcalde, en ese momento lo ocupó Osmín Bautista.
Década y media después, Bautista recuerda como “un privilegio” aparecer en la historia de esta urbe como el primer vicealcalde.
“En las elecciones de 2001 no estaba contemplada la figura del vicealcalde, se hizo la reforma a la ley y se introdujo. Así tuve el privilegio y la oportunidad de participar en elecciones dentro de este nuevo período democrático que inició en 1982”, dijo. Bautista se desenvolvió de manera activa, asumió el cargo de titular cuando Kilgore estaba ausente y dirigió sesiones de corporación municipal.
“La experiencia fue extremadamente rica. Pudimos poner en práctica todos nuestros conocimientos de ingeniería. Los pasos a desnivel que logramos construir en la ciudad le han dado una fluidez grande. Los siguientes alcaldes deben cuadriplicar el esfuerzo que se hizo en ese período”, dijo.
La crónica edilicia también está marcada por hechos sui géneris, como la elección de un alcalde nieto y bisnieto de antiguos ediles, como Héctor Guillemo Guillén.
Conocido como “Tito”, es bisnieto de Antonio y nieto de Pedro, y entre 1990 y 1994 dirigió la ciudad tras ganar la presidencia Rafael Leonardo Callejas.
“Tuve una experiencia política en 1982. Surgió Callejas como líder para que reformara el partido. En esa ocasión entré a un proceso político como presidente del comité local. Desde niño había escuchado que don Antonio Guillén había sido un alcalde muy progresista y que don Pedro Guillén, mi abuelo, había hecho obras muy importantes en la ciudad y yo tenía el interés de continuar el legado de la familia. En 1988 me seleccionaron como el candidato del partido para las elecciones de 1989”, rememoró.
Para Guillén su administración le dejó dos proyecto a la ciudad: la consolidación del desarrollo de San Pedro Sula (pavimentación del segundo anillo de circunvalación, construcción de la 33, 27, 20, 15 y 10 calles, drenajes y alcantarillados) y desarrollo del plan maestro de agua gracias al cual los sampedranos no sufre de escasez.
Armando Calidonio (PN)
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