23/04/2024
11:05 AM

Perdieron patrimonio Construían y pagaban sus casas en el Valle de Sula

Nelson Barnica obtuvo un préstamo para construir su casa en Bajos de Choloma, pero perdió su inversión. En La Lima, María Hernández también perdió materiales

San Pedro Sula, Honduras

José Antonio Rodríguez apoya sus brazos sobre un poste y suspira; su mirada y su voz quebrantada transmiten la tristeza que lo embarga luego de perder parcialmente la casa que construyó hace menos de dos años mediante un préstamo, una deuda que actualmente sigue pagando.

La pequeña vivienda de bloques sin repellar está en la colonia 22 de Junio en San Manuel, Cortés, en el desvío que conduce a los campos bananeros del municipio vecino de La Lima.

Me quedé sin casa, el río se la llevó. Trabajo en la caña de azúcar y el dinero que gano es para la comida y pagar el préstamo de la casa, así que no me quedan recursos para reconstruirla

José Antonio Rodríguez, Colonia 22 de Junio San Manuel

El desbordamiento del río Chamelecón destruyó el techo de la vivienda y varios cuartos, y Rodríguez que no tiene otro lugar al cual ir improvisó con unas correas y unos toldos para poder habitar en ella y resistir las inclemencias del clima junto a su esposa Dilcia Margoth Tróchez y su hijo Erick.

El panorama a su alrededor es desolador, pues las casas de su comunidad fueron devastadas y muchas familias no tienen techo.

“No he avanzado mucho en el pago del préstamo. Las tormentas la destruyeron y aunque la casa esté en este estado la sigo pagando. Yo trabajo con la caña de azúcar, ahorita estoy trabajando temporalmente y solo me ajusta el ingreso para la comida y seguir pagando la casa, pero no para repararla”, dijo.

Rodríguez espera que el Gobierno implemente un programa para asistir a personas en su situación para que puedan volver a tener una vivienda digna, ya que “no tenemos cama y dormimos en el suelo sin techo”.

Foto: La Prensa

Solos

Más hacia el norte del departamento de Cortés, el río Chamelecón hizo estragos en la aldea Banderas y se llevó la inversión que Nelson Barnica tenía en su casa de dos plantas en construcción.

El proyecto de este cholomeño lo había comenzado a erigir un año antes de la inundación Eta-Iota con dinero obtenido en un préstamo; sin embargo, nada salió como esperaba, pues la gran cantidad de agua que inundó la comunidad se llevó parte de los bloques, cemento, varillas y otros materiales que permanecían en el predio, así como arruinó el repello, y las paredes deben ser saneadas para volver a trabajar en ellas.

La situación estaba difícil y sacó un préstamo para invertirlo en la casa. Luego con la inundación se quedó sin trabajo, por lo que ahora está endeudado y tampoco puede continuar con la obra, ya que no hay fondos, dijo.

María Elena Hernández (de 65 años), residente de Real del Bosque, La Lima, Cortés, tenía dos meses de haber empezado a construir su casa junto a sus cuatro nietos Josué Cárcamo, Erick Samael Ramírez, Josué Ramírez y Joel Ramírez; sin embargo, también el río Chamelecón dejó su proyecto bajo el agua y se llevó gran parte de su inversión.

“Estábamos en construcción y perdimos bolsas de cemento, láminas, otros materiales y los acabados de las paredes se echaron a perder, todo se lo llevó el agua. Llevábamos un 40% de la casa construida”, dijo.

La familia, una vez que descendieron las aguas en esa zona optó por volver a retomar la construcción. En cinco meses, el proyecto avanzó en un 70% con mucho esfuerzo; sin embargo, ahora Hernández y su familia temen que se cumplan los pronósticos anunciados para la temporada lluviosa, por lo que decidieron parar el proyecto nuevamente y mudarse a San Pedro Sula.

“Si seguimos invirtiendo y se inunda perderemos todo de nuevo, no podemos arriesgarnos. En la colonia hay familias que están en la misma situación que nosotros entonces optaron por migrar a otros lugares por los momentos. La casa la levantamos junto a los nietos con mucho sacrificio y todo se pudrió en el patio”, finalizó.

Foto: La Prensa

Sebastián Umanzor estaba construyendo su vivienda en la parte baja de Pimienta, Cortés, pero por el desbordamiento del río Ulúa no dejó nada de la vivienda.

“Yo soy ayudante de albañil y ya estoy reconstruyendo la casita. Se vino abajo, pero no podíamos hacer nada. Lo que me preocupa es que se ha dicho por los medios de comunicación que en la temporada lluviosa se podrían tener uno o varios huracanes, entonces nosotros estamos solos, porque uno de pobre vive al día y si esto pasa quedaremos de nuevo en la calle sin esperanza y sin patrimonio”, comentó.

Familias que tenían casa propia también se quedaron sin ella en el valle de Sula, y luego de las llenas se endeudaron para construirlas.