Nelson Ávila, el economista de los nueve títulos académicos

Nelson Ávila, de porte elegante, cabello con mechones retorcidos y autodefinido progresista, considera que las reglas de la democracia y las posiciones conservadoras deben respetarse

  • Actualizado: 16 de noviembre de 2025 a las 22:00 -
Tegucigalpa, Honduras

Si la contienda dependiera únicamente de la trayectoria académica, Jorge Nelson Ávila Gutiérrez ganaría por goleada. Pero en una elección popular, los títulos pesan menos que la astucia política, la solidez de las estructuras y la habilidad —siempre decisiva— de mover voluntades y convertirlas en votos.

Con la certeza de que cuenta con la formación y capacidad para transformar a Honduras, el economista, de 73 años, se presenta en la contienda electoral del próximo 30 de noviembre como una opción confiable para los votantes.

Este académico de trato cordial y poseedor de una gran experiencia en el mundo de la economía, rompió fila en el partido Libertad y Refundación (Libre) porque ahí no encontró espacio para los pensadores, críticos y progresistas.

Con el movimiento 5 de Julio prefirió conformar una coalición con el Partido Innovación Unidad Social Demócrata (Pinu-SD), donde él ya había sido militante.

Ahora como político y candidato presidencial por uno de los partidos más longevos de país, Ávila acude a los próximos comicios generales, mostrando su mejor carta de presentación: su vida ejemplar como hijo, padre, ciudadano y, sobre todo, como un destacado economista con una vasta experiencia a nivel nacional e internacional.

La vida de Ávila ha sido nada fácil. Nació en el hogar conformado por José María Ávila Cruz, un mecánico originario del sur de Honduras, y Ana Luisa Gutiérrez Ramos, una enfermera del Hospital Leonardo Martínez, nacida en el norte del país. Su infancia y escolaridad la vivió entre los barrios y colonias de Comayagüela, en la escuela Lempira y en el Instituto Central Vicente Cáceres, donde se graduó como Perito Mercantil y Contador Público.

Hábil en las matemáticas. Desde los 12 años se convirtió en mentor de aquellos compañeros con limitaciones para entender las ciencias exactas. También llevó contabilidades de restaurantes de aquella época, hasta que consiguió un trabajo fijo en la compañía petrolera Chevron.

Consciente que solo la educación puede sacar al ser humano de la pobreza, asistió a la Universidad Nacional Autónoma (UNAH) donde obtuvo dos carreras: economía y contaduría pública, luego viajó a Francia donde sacó su posgrado y doctorado en economía y desarrollo, posteriormente fue titular de cuatro postdoctorados (ciencia política, educación superior, estado y políticas, ciencias económicas y derechos humanos). En total, tiene nueve títulos universitarios.

Colegas como Roldán Duarte lo consideran una persona con muchos valores, soñador, pero con alguna dosis de ingenuidad. “Lo conozco como un buen profesional, con experiencia en organismos internacionales y con una vocación especial por ayudar al país y a la gente vulnerable”, describió Duarte.

Duarte conoce a Ávila como una persona bien intencionada, sincera, amigable que brinda confianza y expresa las ideas tal como las piensa. Un soñador, con el sueño de ser un líder independiente que pegue dentro de pueblo.

Recordó que en el 2006 Ávila le preguntó si hubo fraude en las elecciones de noviembre de 2005, a lo que él, con una certidumbre estadística, le respondió que sí, luego el mismo Manuel Zelaya confirmó el hecho.

“Me sorprendió los resultados que tuvo al participar en las elecciones primarias de Libre, en 2021, fue una persona bastante votada, pero Nelson comprendió que ahí no iba prosperar y que no tenía ninguna posibilidad, porque la dirigencia tenía capturado a ese partido”, contó.

El ahora presidenciable venía hablando de una coalición, una alianza amplia con sectores independientes para lanzarse de candidato, pero en este país los candidatos independientes no prosperan mucho y él lo comprendió, entonces terminó aceptando ser parte de la candidatura del Pinu.

Nelson Ávila, el candidato presidencial del Pinu, nació en Tegucigalpa. Tiene tres hijas a quien, según dice, ha tratado de inculcarle valores y principios.

Rebelde con causa

El hijo de José María Ávila Cruz y de Ana Luisa Gutiérrez Ramos llegó apresurado a la cita, dispuesto a exponer toda una propuesta gubernamental con la cual pretende que los electores le den su apoyo para cambiar la tragedia de un país que cada día se hunde en la desesperanza.

El simpático doctor en economía, de porte elegante y de cabello con mechones retorcidos que le descuelgan por ambos lados de su cabeza, se acomodó en aquel escenario improvisado, ajustó su saco y como todo un estratega y soñador contestó cada pregunta, mostrando sinceridad y conocimiento de la administración pública y de lo que se necesita para transformarse.

“¿Y qué tal su familia?” le preguntó el equipo de LA PRENSA para romper el hielo, en aquella noche de llovizna. La interrogante sacudió los sentimientos del político. “A mi padre lo perdí hace 26 años. A mi madre la acabo de perder hace unos meses, en este año; hoy solo me queda la familia que he construido. Estamos bien. Puedo decirle que he logrado los objetivos. Como padre he inculcado principios y valores en mis tres hijas”, respondió entre el dolor y una alegría que no pudo esconder.

Formado en las cruentas batallas de la vida, recordó que desde muy joven entendió que la única salida para la pobreza era la educación, vinculando el estudio y el trabajo, “incluso desde los 12 años comencé a trabajar como profesor de matemáticas de mis compañeros que llevaban retrasada esta materia”, relató.

Ávila comentó que hasta hace unos años formaba parte de las filas de Libre, pero se salió porque ese ente político violentó la voluntad popular expresada en las urnas a través de las elecciones primarias e internas del 2021.

“Fuimos la segunda fuerza y como segunda fuerza debimos entrar a un proceso en donde nosotros debíamos tener el designado de la presidencia, como debíamos tener después también las posibilidades de administrar el Estado a través de ministerios, entidades descentralizadas, desconcentradas, embajadas y todo. Y se nos negó completamente ese derecho”, aseguró.

Contó que ahora está en una institución que sí representan la democracia. Su candidatura parte de una coalición del Movimiento 5 de Julio, el Pinu y el Partido Migrante. En primera instancia, él había presentado toda su documentación para una candidatura con el Partido Migrante, pero no estaba inscrito.

“Es que soy un rebelde permanente. En el sentido de que para mí el pensamiento crítico tiene que estar presente siempre en todos los ciudadanos. Porque si no tenemos pensamiento crítico no seremos capaces de transformar nuestras propias sociedades. Y eso es válido, sobre todo en organizaciones políticas que en teoría deben estar formados filosóficamente. De forma tal que soy un rebelde con causa”, se autocalificó.

Sobre si todavía sigue la misma línea ideológica de Libre, respondió: Es que en Libre hay diversas corrientes. “Hay algunos que se autodefinen como izquierda y no saben lo que significa. Hay otros que se dicen que son socialistas y nunca lo han sido, ni lo son, ni lo serán, pero les conviene decirlo. Y hay otros, como en mi caso, que somos progresistas”.

“Los progresistas aceptamos los cambios, pero también respetamos muchas posiciones conservadoras. Hay posiciones conservadoras que son respetables en la historia. El progresista es aquel que quiere transformar su sociedad, pero que al mismo tiempo acepta las reglas de la democracia”, añadió.

Para él, cuando en una entidad u organización no se aceptan las reglas de la democracia es mejor marcharse. Ávila, quien se considera un progresista, está en el socialismo y la socialdemocracia, argumentando que ambas perciben objetivos similares. El socialdemócrata acepta que el Estado en realidad debe intervenir en los asuntos del mercado para evitar su descontrol y también busca garantizar el bienestar general, mientras que el socialismo le da una primacía al Estado para resolver todos los problemas.

Consideró que en los últimos tiempos ha existido una especie de degradación del debate ideológico, porque en los partidos falta formación filosófica. Como candidato, exigió la realización de un debate presidencial, “sin agenda previa, que nadie conozca, que nos enfrentemos precisamente a las preguntas abiertamente. Soy profundamente antipopulista, de derecha o de izquierda, los populismos han destruido las sociedades”.

Desde pequeño tuvo que trabajar, primero para costear sus gastos, luego para sostener a sus hermanos. Esta fotografía muestra a Nelson Ávila de joven.

Candidato coherente

El doctor en economía aseguró que quiere ser presidente porque cree estar listo para contribuir a transformar Honduras y hacerlo un país políticamente y socialmente viable, en el sentido de que sí es perfectamente posible reducir la pobreza a través de generación de riqueza y de empleo.

Aseguró no creer “en los populismos de entregas de bonos solidarios y todo ese tipo de cuestiones porque eso lo que hace más bien es hacer ver a los seres humanos como títeres con su propio dinero, así los hacen sentir los mercenarios o mercaderes de la política”.

Es del criterio que los electores deben creer en él porque ha sido coherente desde muy niño. “Siempre, desde mi niñez, fui un dirigente que me preocupó el ser humano y me preocupó al mismo tiempo mi propio país”, dijo.

Es un hombre tolerante, que no ha perdido los estribos ni siquiera cuando lo han agredido en televisión nacional, como ocurrió en 2016 cuando el exasesor presidencial, Marvin Ponce, le lanzó un vaso con agua porque le dijo mercenario en un foro televisivo. A él le dejó como lección de que “la tolerancia es un valor supremo”.

Se definió como una persona que ha trabajado en la política, contrario a muchos que de la noche a la mañana aparece como candidato presidencial porque lo puso algún candidato o el mismo partido.

En su propuesta de gobierno, Ávila plantea una lucha contra la corrupción y narcotráfico, teniendo como aliada una comisión internacional antimafias, el restablecimiento de la extradición, además de impulsar cambios en la administración pública comenzando en primera instancia por poner a funcionar un Estado para todos y no solo para unos.

Además, facilitaría todos los procesos para impulsar un Estado virtual. Para él, en la época de la Inteligencia Artificial son necesarios procesos de programación para evitar que toda la gente vaya a las entidades burocráticas para hacer trámites cuando los puede hacer desde de su computadora, a través de su celular, pagando el canon correspondiente.

También está la necesidad de simplificar el papel de las instituciones del Estado, porque “muchas de ellas funcionan sobre la base del clientelismo, de la ineficacia, de la corrupción. Es necesario tomar varias medidas para mejorar la eficacia del gobierno”, detallo Ávila.

Por otro lado, en materia de seguridad ciudadana y de justicia, expresó que hay que invertir en inteligencia preventiva, no solo hacerlo de forma coercitiva. Primero es necesario invertir en un sistema educativo, en cultura, arte y deportes.

Nelson Ávila se ha lanzado como candidato presidencial en varias ocasiones. En las elecciones primarias de 2021 participó como aspirante por parte del partido Libre.

Con respecto al tema de justicia, su mora judicial de 95% demuestra que hay un serio problema de ineficacia dentro del sector. Entonces existe la necesidad de un proceso de transformación del sistema judicial se puede mejorar imponiendo procesos eficaces y transparentes.

En su búsqueda de llevar al país a una estabilidad política, Ávila cree que la primera condición es respetar la institucionalidad, comenzando por la Constitución de la República y las leyes secundarias. Para él “si se dice no a la reelección, es no a la reelección. Si se dice cuatro años de gobierno, son cuatro años de gobierno”.

Sobre la economía del país, consideró que hay un gran fracaso. Dada la situación, en su plan de gobierno contempla la inversión extranjera y la inversión nacional. “La primera condición es respetar la Constitución. Los verdaderos inversionistas llegan donde se respeta la Constitución y las leyes secundarias. Si usted las irrespeta va a llegar dinero de lavado de activos, pero eso no lo queremos, queremos el dinero legal”, señaló.

Categorizó de urgente hacer profundas reformas macroeconómicas, pero no tratando de imponer el Estado, sino que el diálogo y pensando en el bien común. Por ejemplo, habló de reformas en política monetaria, cambiaria, crediticia, fiscal, financiera, importaciones y exportaciones.

También propone una estrategia en materia diplomática y de relaciones internacionales para que vean que Honduras es un país que tiene enormes fortalezas para captar inversión.

El candidato presidencial por el Pinu-SD, se mostró dispuesto a darle continuidad a la construcción del ferrocarril interoceánico, un proyecto que impulsa la gestión de la presidenta Xiomara Castro. “Es más, yo escribí el primer documento estructurado sobre el ferrocarril interoceánico en el 2013 y se lo envié al actual presidente de la República”, rememoró.

Asimismo, manifestó su compromiso de continuar con la construcción de la represa El Tablón. “Estamos claros que hay necesidad de la diversificación de todos estos proyectos por las razones: control de inundaciones, reforestación, captación de agua, generación de energía eléctrica, pesca y turismo, pero es importante un diálogo previo con las comunidades”.

De llegar a ser presidente, Ávila quiere que lo recuerden por dejar una Honduras libre de analfabetismo, con una educación de calidad, salud para todos y un país con seguridad.

Nelson Ávila fundó el movimiento 5 de Julio. Actualmente busca la presidencia por una coalición de esta corriente, el Pinu y el Partido Migrante.

Ejercicio profesional

Ávila se convirtió en profesor universitario a los 24. Tiene un doctorado en economía y desarrollo y ha sido director de cinco postdoctorados: uno en ciencias políticas, otro en ciencias económicas, uno en educación superior, el cuarto en Estado y políticas públicas y el quinto en derechos humanos.

Fue funcionario del Banco Centroamericano de Interacción Económica (BCIE), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), consultor internacional de las Naciones Unidas. Trabajó en México, en Nueva York, en Washington, África, así como para varios países de América Latina.

El destacado economista se postuló en 2024 como candidato a la rectoría de la UNAH, pero la Junta de Dirección Universitaria (JDU), manejada por el partido en el poder, lo dejó fuera para luego imponer a un rector afín a Casa Presidencial.

Ávila, un hombre pensador, crítico y progresista, simplemente se retiró en silencio, pues su trayectoria en Honduras, lastimosamente, muestra que en la vida política la insapiencia se antepone a la brillantez

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