No me refiero en el título a ningún entrenador de las selecciones nacionales de fútbol que han dado más decepciones que satisfacciones a los aficionados de este deporte rey en Honduras, sino a un personaje que apareció frente a mi casa ofreciéndome que
Biden fue acusado en marzo pasado por una exasistente -Tara Reade- de un abuso sexual presuntamente ocurrido en 1993, cuando el líder demócrata era senador.