16/04/2024
08:30 PM

Jesster tiene paralizado el 90% de su cuerpo y su vida depende de un ventilador artificial

Jesster Pérez estuvo tres años en una unidad de cuidados intensivos del Seguro Social. Necesita una silla de ruedas especial y otro ventilador porque tiene su vida en riesgo.

San Pedro Sula, Honduras.

'Aunque ande en valle de sombras de muerte no temeré mal alguno, tú estarás conmigo, tu vara y tu cayado me infundirán aliento', es el texto bíblico que permanece a la vista sobre una de las paredes de la habitación donde pasa la mayor parte del tiempo Jesster Mauricio Pérez (6), quien está conectado a un ventilador artificial para no morir.

Jesster depende totalmente del ventilador para no ahogarse y respirar, ya que este aparato sustituye la función original de sus pulmones. Al menos el 90% de su cuerpo está paralizado, apenas tiene fuerza motora en su cabeza, hombros, la muñeca de su brazo izquierdo y un poco de movimiento en el brazo derecho.

Los padres de Jesster son de limitados recursos económicos, su mamá es ama de casa y debido a su condición lo cuida en su totalidad, mientras que su padre trabaja como operario de maquila. Las necesidades inmediatas que tienen son: otro ventilador artificial, una silla de ruedas especial, succionador y filtros, pañales talla S, leche PediaSure, entre otras cosas.

Las secuelas del guillain-barré lo tienen casi inmóvil

En un mundo ideal, los niños no tendrían que poner ni un solo pie en el hospital, nunca, pero en el real, el nuestro, el defectuoso, muchos tienen que pasar el mal trago de acudir a un lugar así, ese fue el caso de Jesster por más de tres años en el Instituto Hondureño de Seguridad Social ( Ihss) de San Pedro Sula, tiempo en que su vida pendía entre la vida y la muerte.

Para ayudas/contactos
1. Cuenta en banco de Occidente, a nombre de Ingrid Vanessa Regalado: 212150777430
2. Cuenta en banco Ficohsa, a nombre de Melvin Mauricio Pérez: 200010732424
3. Celular de la madre de Jesster Pérez: 9575-2928
4. Correo de periodista: jerson.trigueros@laprensa.hn
El nacimiento de Jesster se produjo de manera normal e incluso durante más de un año fue un niño sin difucultades, pero todo cambió para él y su familia de un momento a otro. El pequeño Jesster y su familia lideran esta dura batalla que se remonta al año 2016 cuando fue llevado de emergencia al Seguro Social.

'Mi hijo creció normal hasta los 18 meses, pero un sábado comenzó con gripe y al día siguiente tenía fiebre, tampoco podía mover una piernita, fue entonces cuando nos movilizamos al Seguro Social. Allí lo revisaron y los resultados arrojaron que tenía síndrome de guillain-barré (trastorno poco frecuente que ataca los nervios y con el tiempo puede paralizar todo el cuerpo; la mayoría de las personas con esta afección deben ser hospitalizadas para recibir tratamiento)', manifestó Ingrid Vanessa Regalado (24).

Foto: La Prensa

Los padres de Jesster han estado en todo momento para sobrellevar su difícil situación. Fotografía: Franklin Muñoz
'Cuando supe lo que significaba la enfermedad y al mirar cómo mi niño estaba afectado, como cualquier otra madre me derrumbé y sentí que todo mi mundo cambiaba de un día para otro. Debido a su condición de salud, los médicos coincidieron en que debíamos hospitalizarlo porque iba a perder la capacidad para respirar, así como la fuerza en su diafragma y sus pulmones, por lo que no iba a poder respirar por sí solo, entonces urgía ayudarlo con ventilación mecánica', recordó su madre.

Después de ser ingresado, los padres de Jesster pasaron días y noches enteras dentro de las instalaciones del Seguro Social; sin embargo, por sugerencia médica se vieron orillados a volver a casa y visitarlo únicamente dos veces por día, así fue su ritmo exactamente durante tres años y dos meses.

Sólo posee un ventilador artificial en regulares condiciones

Ante la petición de los padres de retirarlo del Seguro Social y llevárselo a su casa después de algunos años, uno de los médicos que trataba su caso les comentó que para proceder con esa opción debían tener un ventilador artificial, ya que el entonces pacientito dependía totalmente de la máquina. Con el pasar de los días sus padres lograron adquirir el ventilador artificial a través de una hermana de las enfermeras y con apoyo de una iglesia en los Estados Unidos, fue por eso que finalmente lo trasladaron a su vivienda en la colonia Lempira #2, sector Chamelecón, pero con una maleta cargada de miedos por lo que pudiera pasar.

Foto: La Prensa

El niño se mantiene vivo porque está conectado a un ventilador artificial que ya está presentando fallas técnicas. Fotografía: Franklin Muñoz
Antes de movilizarlo se vieron obligados a comprar una pequeña planta eléctrica debido a los constantes apagones de energía y así evitar que el niño pudiera convulsionar. Solo el ventilador artificial tiene un costo de aproximadamente 350,000 lempiras, este trae filtros y cuatro paquetes para evitar la acumulación de sucio dentro de la máquina, los cuales hay que cambiarlos cada dos semanas y su valor oscila en 2,500 lempiras.

Dentro de una de las habitaciones de la casa y a unos pocos metros de donde reposa habitualmente Jesster, está colocada en la pared una hoja con un inspirador mensaje que le entregó una de las doctoras que miró su caso tras ser retirado del Seguro Social: 'Hoy te aliento a ser optimista, a mirar el presente con los ojos de la fe y la confianza en Dios, todo es posible para el que cree'.

'El niño necesita otro ventilador artificial porque él respira por ese medio, pues el que ya tiene está dando algunas fallas y en caso de que se detenga no tenemos otro para conectarlo, ya que después de la misericordia de Dios, depende totalmente del ventilador', puntualizó su mamá.

Foto: La Prensa

Jesster también necesita con urgencia una silla de ruedas debido las condiciones en que está su columna vertebral. Fotografía: Franklin Muñoz
'Lo que más quisiera es tener poder y cambiar la situación, pero es algo que sólo Dios puede hacerlo', exclamó Ingrid mientras miraba con ojos de impotencia a su pequeño Jesster.

El menor también necesita un succionador debido a que no tiene la suficiente fuerza para expulsar las secreciones por su boca, las cuales deben sacarse a través de dicho aparato y con una sonda.

Un día a día en la casa de Jesster es levantarlo temprano, desayunar, bañarlo, mirar televisión, salir de la vivienda para observar a unas primitas mientras juegan fútbol y estudiar de manera virtual (está en primer grado de escuela), ya que es un niño muy inteligente.

Foto: La Prensa

Ingrid relatando todo lo que les ha tocado vivir como familia para que Jesster se mantenga con vida. Fotografía: Franklin Muñoz
'Estoy muy feliz con Jesster, le pido a Dios que nos dé fuerza y vida para poderlo seguir cuidando, su papá y yo estamos felices de tenerlo en casa', concluyó la joven madre.

Melvin Pérez (26), su padre, reconoció que esta experiencia ha sido fuerte para ambos como jóvenes, pero aseguró que hay algo que lo hace luchar en la vida y es precisamente su niño Jesster.

'Todos los días le digo que estoy orgulloso de él y que me motiva a salir delante, es el motor para seguir luchando. Mi hijo sabe que lo amo, él es un niño especial, inteligente, amoroso, expresa lo que siente, no es de tener lástima hacia él, sino admiración y mucho respeto porque pese a las situaciones que ha pasado y los dolores, él sigue contagiándolo a uno para salir adelante', refirió.

Anhela jugar fútbol

'Me gustaría que me regalaran un ventilador para que le den mantenimiento al que ya tengo, ya que a veces se apaga y se me dificulta respirar. También siempre he querido una silla eléctrica, pero mis papás dicen que es muy cara', fueron las primeras palabras expresadas por Jesster mientras estaba sobre un sillón sin poder moverse y conectado a una máquina para no ahogarse.

Jesster es un niño cargado de ilusiones e irónicamente su gran sueño es poder caminar para jugar fútbol. 'Sigo a un equipo de Honduras y a otro de España, quiero caminar porque sueño jugar con una pelota que tengo en la casa', pronunció este pequeño gran héroe.

Foto: La Prensa

Los padres de Jesster han sido pieza fundamental para que no desvanezca en esta lucha diaria. Fotografía: Franklin Muñoz
Lilian Ortega, licenciada en Enfermería del Seguro Social, fue parte del personal que atendió a Jesster hace unos años y lo acompañó durante su complejo proceso. Ella recordó que cuando fue ingresado era un niño cuyo cuerpo no respondía prácticamente nada, sin embargo, con el pasar del tiempo fue evolucionando.

'Jesster es un niño muy inteligente, se ganó el cariño de todos nosotros porque fuimos un equipo para su recuperación. El niño siginifica para mí una satisfacción enorme de que pudimos ayudarle a alguien que lo necesitaba tanto y que gracias al apoyo de todos salió adelante', dijo la enfermera.

Foto: La Prensa

Pese a su realidad, Jesster no sucumbe y continúa adelante mirando y sientiendo la vida con mucha alegría. Fotografía: Franklin Muñoz

Foto: La Prensa

La unión entre Jesster y sus padres ha logrado que venzan cada obstáculo que les ha presentado el destino. Fotofrafía: Franklin Muñoz
La familia de Jesster agradeció todo el apoyo brindado por parte del Seguro Social desde que comenzó el proceso de tratamiento y recuperación.

En este momento todo es necesario para ellos, desde el mínimo gesto hasta el más grande de los detalles y recursos, porque superhéroes como Jesster también necesitan del resto de personas para avanzar en su lucha.