¿Por qué duele tanto una ruptura amorosa?

Es un problema tan complicado que solo el tiempo tiene la respuesta.

  • 31 jul 2020

SAN PEDRO SULA.

Una ruptura amorosa es una de las situaciones más comunes y dolorosas para hombres y mujeres. Las causas se asocian desde la calle, según las opiniones de varios ciudadanos consultados por “El Bisturí”, a factores como: la rutina, la “demoledora convivencia” y la disminución de la pasión.

Se calcula que más del 80 por ciento de las personas que acuden una consulta de psicología, lo hacen por este motivo, señala Sergio García, psicólogo, colaborador de nuestro espacio radiofónico, quien reflexiona sobre este asunto: “Nos cansamos cuando el pacto que se hizo con la pareja ya no es el mismo y varía la situación”; entonces se opta por la decisión de rehacer, o no, el compromiso para seguir caminando juntos.

Según explica, los cambios en las sensaciones “amor-pasión” y la extinción de la intensidad en el sentimiento (como mariposas en el estomago), hacen inevitable que se pasen momentos de tristeza, especialmente porque tendemos a “jugarnos” toda la felicidad a la carta del amor.

“Nos han inculcado que el amor romántico es lo mas importante del mundo, y cuando esto se viene abajo, es como si nos dijeran que no somos válidos como personas”, agrega García.

Foto: La Prensa

Pero ¿cómo evitar llegar a ese punto de ruptura? Y si es inminente ¿cómo enfrentar esa realidad?
Para el psicólogo, “vivimos en un mundo de príncipes y princesas” en el que no hemos aprendido a gestionar los momentos negativos, pensamos demasiado en lo idílico. Por eso advierte que se debe entrar en una relación siendo conscientes de que las expectativas o ideales que nos hacemos a priori del otro, no van a cumplirse.

“Es necesario quitarnos el velo de los ojos para poder ver a esa persona”, afirma Sergio García.

¡Cuidado con los hijos!
En un conflicto de pareja también hay otros damnificados. Es el caso de los los hijos, quienes entran a jugar un papel antagonista, y muchas veces no entienden lo que pasa entre sus padres. De ahí que, ante un divorcio o separación, García insista en la necesidad de actuar de forma “civilizada” y evitar manipular a los hijos para no causarles un mayor sufrimiento.

El psicólogo aclara que “la ruptura en si, no tendría por que ser traumática para ellos, pero no sabemos hacerlo”. Además previene a los padres de no discutir delante de los hijos, y considerar que, tanto en la niñez como en la adolescencia, son como “esponjas”, y pueden absorber los conflictos y llevarlos al colegio.