03/12/2024
12:01 AM

Vena abierta

    “Las venas abiertas de América Latina”, del escritor uruguayo Eduardo Galeano, nos da significativos y determinantes rasgos de la historia del hemisferio hispano, cuyas dolorosas heridas son evidentes en la “sangrante vena” de la migración en ruta trágica, cada vez más utilizada para salir de la pobreza, represión e injusticia. El origen, tránsito y destino está escrito en sangre sin que haya un respiro.

    LA PRENSA en su sección Apertura presentó la tragedia de una joven madre ecuatoriana que soñó con una vida mejor para su familia y emprendió el camino hacia el norte. Allí en el origen dejó a los suyos y deuda para financiar la ruta. Lo que constituye el gran obstáculo natural, la selva del Darién, no es barrera. “Ya me trajeron la comida y mañana salimos a comprar las cosas que necesito para la selva”, escribía en la red social.

    Hubo un agobiante silencio, pero unos días después enviaba mensaje. “Ya estoy en Honduras haciendo fila para sacar el salvoconducto emitido por Migración para migrantes irregulares para que transiten por el país durante cinco días”. Volvió la tranquilidad a la familia en Ecuador, pero el final estaba cercano y señalado y ejecutado por la irresponsabilidad en el uso de unidades de transporte para pasajeros sin garantía de buen estado. Falló la unidad, habrá que conocer quién es responsable, y la joven madre ecuatoriana estaba entre las víctimas.

    Fenómeno migratorio está desbordando todas las previsiones, los organismos institucionales y la capacidad de numerosos municipios para proporcionar seguridad, alimentos y atención médica si se necesita. Es la vena sangrante de América Latina, con escasa y muy negligente atención de cada uno de los Gobiernos, que miran al lado con la vista puesta en el destino y no en el origen ni en el camino.

    En el 2022 ingresaron al país cerca de 200,000 migrantes. En este año han superado los 400,000 y faltan dos meses. ¿Qué está ocurriendo en esos países de origen? Es un derecho humano emigrar, pero también es un derecho humano el no tener que hacerlo por pobreza, por falta de libertad, por violencia, por desempleo, corrupción e impunidad. Si en los países de origen no hay un significativo mejoramiento del tejido social, la desesperación seguirá lanzando a esa ruta trágica a miles de personas; entre ellas, centenares de niños que sufren las consecuencias de una injusta sociedad desconocida aún para ellos.

    Países de América Latina y el Caribe tienen abierta la vena de la migración, numerosas víctimas mortales que no debieron ser si se hubiese respetado en el origen el derecho humano a una vida digna, no de supervivencia, y en el camino hubieran encontrado ayuda y solidaridad, no explotación, para hacer más liviano el dolor de dejar la familia.