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Taza de Excelencia

  • 21 mayo 2023 / 16:32 PM /

    El reconocimiento anual a la calidad del café multiplica el estímulo a la atención de las fincas y al cuidado de la cosecha, de manera que lo recibido como patrimonio familiar sea también entrega generosa y fructífera para las generaciones venideras. Ese es el mejor premio y el gran ejemplo de la Taza de Excelencia que en esta ocasión le fue acreditado a un caficultor de Santa Bárbara, que desde muy joven se inició en el manejo de las fincas ayudando a sus padres.

    He aquí la fuente del poder económico, estabilidad social y confianza en el futuro pese a los múltiples obstáculos que desde el poder tienen que enfrentar, infraestructura vial y cuotas, tasas e impuestos que, con el argumento de protección a los caficultores, llegan a fondos comunes, pero sin fondo. Desaparecen en el enredo burocrático y cuando las necesidades aprietan no se hallan recursos. La caficultura es, sin duda, el mejor sector productivo del país con beneficios directos para miles de familias, propietarias de pequeñas unidades de cultivo.

    Recientemente dedicamos esta columna editorial a los cafés especiales resaltando los estudios en laboratorios para hallar, proteger y resaltar la calidad del grano multiplicando así el ingreso familiar, aunque no en el nivel que proporciona su venta en el mercado internacional. En Europa, en tiendas dedicadas a la venta del café de calidad, alcanza la cifra superior a los 40 euros el kilo del “café de Honduras” como se lee en un comercio en Austria. Hagamos las cuentas por quintal y el precio es astronómico.

    La vuelta al campo tal como es aireado en los discursos de la campaña política quedó en palabras porque echar una mirada a la caficultura, multiplicar la riqueza de la horticultura o aprovechar los terrenos para la ganadería sin invadir o dañar las tierras de cultivo debiera ser en todos los gobiernos, azules, colorados o desteñidos, absoluta prioridad, pues un pueblo que no es capaz de producir su propia comida no ha pasado el umbral de la supervivencia y vive atrapado en la pobreza.

    El café se convierte cada año en el puntal sostenedor de la economía nacional que, junto con las remesas de los emigrantes, proporciona cierta estabilidad en el valor de la moneda nacional y ayudaría mucho más si su administración estuviese dirigida al sector productivo y no al pago del personal arrimado a la administración pública por el color del partido.

    La Taza de Excelencia reconoce el esfuerzo en la superación de los caficultores nacionales que hacen del patrimonio familiar la fuente de recursos y la herencia más valiosa para las futuras generaciones, pues en el trabajo se halla la más clara dimensión de la dignidad de las personas.