El finalmente haber desistido de construir una megaprisión en las prístinas Islas del Cisne, independientemente de las razones, constituye una rectificación que merece la aprobación de prácticamente la totalidad de compatriotas, opuestos por razones que van desde consideraciones ecológicas hasta presupuestarias a tal proyecto, que ha sido sistemáticamente rechazado esgrimiendo argumentos totalmente válidos y que demuestran que la conciencia ambientalista va adquiriendo fuerza y sentido entre la población.
Lo que queda evidenciado es que la presidenta Castro no recibe el debido asesoramiento en temáticas puntuales de gran trascendencia para la nación, tanto en aspectos de política interna como externa. Prevalece el incondicionalismo, el no indisponerse con la titular del Poder Ejecutivo, el llamarse a silencio cómplice antes que el presentarle razones y propuestas alternativas. Con ello le han hecho y le siguen haciendo daño tanto a su gestión como a su imagen.
Careciendo de experiencia previa en la administración y gestión del Estado antes de ser electa mandataria, ello implica que no posee una visión a la vez global y detallada en la conducción de la nave estatal, lo que requería, al asumir la Presidencia, el haber nombrado a personal altamente calificado, especializado en ramas específicas del conocimiento, poseedor además de impecables credenciales éticas y morales, que facilitara la gobernanza de la nación en un clima de eficiencia y transparencia, revestido de rendimiento de cuentas. Por desgracia para ella y el país se ignoró el artículo constitucional que convoca a la integración nacional, por lo que prevalecieron criterios de lealtad personal, con los resultados que demuestran lo dañino de tal enfoque estrecho y sectario.
El refrán señala que rectificar es de sabios, y el haber reconsiderado tal decisión merece el reconocimiento colectivo.
La presidenta Castro no debe asumir que está demostrando debilidad en haber dado marcha atrás, al contrario, las fuerzas vivas aplauden el que haya finalmente recapacitado.
También en materia ambiental es necesario y urgente el descontinuar con el modelo extractivista de los recursos naturales, por contaminante para las personas y el medio ambiente. La defensa ecológica ha provocado el asesinato de mujeres y hombres que han hecho de ella su razón de existir, en función del bien común. Y, tarde o temprano, más víctimas se sumarán a tales atentados, cuando sus autores materiales e intelectuales se percatan de que actúan impunemente en su accionar criminal en búsqueda de la acumulación de riquezas mal habidas, habida cuenta que el Estado no otorga protección alguna a los comprometidos con una Honduras verde, limpia, amigable con la salud y el bienestar colectivo.