La reciente reunión de los presidentes de los países ribereños del Golfo de Fonseca abrió los espacios suficientes para hallar soluciones a situaciones conflictivas generadas, habitualmente, en las labores de pesca de los pobladores de la costa del mar interior. La cordialidad dejó de lado, con gran tino, las diferencias para elaborar una declaración conjunta y se estableció una zona económica especial para desarrollar una industria turística sostenible.
Hay recursos naturales para ello y, sobre todo, iniciativas y necesidades en las poblaciones de la zona, víctimas de la desaveniencia en los gobiernos no pocas veces guiados por intereses políticos sectarios, ajenos, cuando no contrarios, a los de los ciudadanos.
El clima de entendimiento, cordialidad y buenos deseos quedó reflejado en los palabras de los tres mandatarios. “Hemos dado un gran avance para convertir la región en lugar de paz y desarrollo sostenible. Pasaremos a trabajar en proyectos que incidirán en la búsqueda de combatir la pobreza a nivel de la región, generar mayores oportunidades a los pobladores y garantizar la seguridad a los ciudadanos de los tres países”, fue el mensaje de intenciones del presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén.
La labor más ardua, tras el encuentro en Managua, será concretar los proyectos y detallar cada uno de ellos para que prevalezcan los intereses de los pobladores de la zona y se refleje el ansiado espíritu unionista que ha envuelto los grandes momentos de la historia centroamericana.
“Aprovecho para decirle al mundo que esta es una enorme oportunidad de inversión”, fue la invitación del presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, para quien el desafío de atraer capital y crear oportunidades de empleo se halla en el centro de su programa de gobierno como frente efectivo contra la inseguridad, la violencia y la pobreza.
Parco en sus declaraciones, el anfitrión, presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se limitó a calificar el encuentro de “provechoso”, lo que en su país fue cuestionado con el argumento de que es necesario solucionar primero la delimitación fronteriza en el Golfo.
Los proyectos identificados son positivos para el desarrollo de la zona, pero como en innumerables ocasiones, de lo acordado a los hechos hay un abismo para el que es necesario tener una férrea voluntad de cruzar que se hará posible si se elabora un cronograma detallado y se cumple.
De lo contrario, la reunión de Managua pasará con más pena que gloria, dejando solo amplias sonrisas y apretones de mano de los Presidentes en las fotografías para la historia que es lo que menos necesitan y desean los pueblos centroamericanos.